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Reportaje:

Chipre, 10 años de partición

La isla dividida sigue siendo una amenaza de guerra entre Grecia y Turquía

La calle Ledra acaba en un callejón sin salida. Pero no es un callejón normal con un muro que impida el paso, sino una barricada la que cierra la calzada con sus tablas de madera pintadas de blanco y azul, los colores de la bandera griega. Si no fuese por una pancarta con el dibujo de una cámara fotográfica tachada por una cruz y una advertencia escrita en inglés: No photos, parecería la barranca variopinta de una verbena colocada al final de la avenida.La presencia de los uniformes marrones de la Guardia Nacional y el paisaje urbano de casas destruidas, tiendas quemadas y paredes acribilladas de impactos de balas que se entrevé más allá de la barricada indica que hemos llegado a la línea verde o Attila que desde 1974 divide los dos sectores de Nicosia, el griego y el turco.

Más allá del no mans land los minaretes de las mezquitas, la bandera roja turca ornamentada con la correspondiente media luna y la estrella dorada y otros uniformes, también caquis, señalan el inicio de la parte turca de la isla, la "República Turca de Chipre del Norte", que se autoproclamó independiente hace ocho meses.

A juzgar por la actitud relajada de los defensores y por la precariedad de sus posiciones militares a ambos lados de la línea de demarcación la paz es eterna en Chipre y ni siquiera la iniciativa independentista de los turco-chipriotas ha perturbado el ambiente distendido del frente en el que los soldados de uno y otro bando intercambian tabaco, se insultan o se cuentan chistes en inglés.

"Hubo días de tensión tras la proclamación de la independencia", recuerda Alexis, un joven recluta de la Guardia Nacional que acaba de cantar en la verbena de Larnaca y que ahora regresa a su puesto en la línea verde, "porque nos pusieron en estado de alerta y no podíamos exponernos físicamente ante los turcos, pero después todo volvió pronto a la normalidad.

Un solo incidente, la muerte provocada o accidental por un disparo hecho del lado turco de Tryfon Tryfonos, joven guardia grecochipriota, enturbió a mediados de diciembre esa pacífica rutina pero por Navidades las bromas y el pequeño comercio semiclandestino prosperaban nuevamente a lo largo de Attila, patrullada también por 2.350 cascos azules de la ONU.

Aunque sus defensas aparenten ser de cartón, el Gobierno legal de Chipre se ha lanzado desde marzo en una costosa operación de rearme "porque aunque no vayamos a resolver el problema chipriota recurriendo a la fuerza", explicó su portavoz Andreas Christofides, "podemos fortalecer nuestra posición mejorando nuestras armas".

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Desde que en abril el presidente chipriota Spyros Kiprianou viajó a Atenas acompañado por los dirigentes de los cuatro principales partidos políticos del país para celebrar conversaciones con el premier griego, Andreas Papandreu, Chipre se está armando a marchas forzadas adquiriendo en cantidades industriales cohetes tierra-aire soviéticos Sam 7, cañones antiaéreos brasileños Cascaval o misiles anticarros franceses Milán, a juzgar por las enumeraciones acusadoras de la prensa turca.

"Bajo el pretexto de reforzar sus defensas", el próximo paso que dará Nicosia consistirá, afirmaba, el diario turco Gunes, "en preparar minuciosamente un ataque contra Turquía", mientras el jefe de la comunidad turco-chipriota, Rauf Denktash, calificaba de locura el rearme de sus ex compatriotas a los que propuso un pacto de no agresión con el propósito de obtener así el reconocimiento de su joven república con la que sólo Ankara ha intercambiado embajadores.

Chipre, no cabe duda, se arma, y al margen de las compras semisecretas de material bélico otros indicios revelan el esfuerzo defensivo que ha emprendido Kyprianou. Tanto el Ministerio de Defensa como el arzobispado greco-ortodoxo han abierto suscripciones para recoger fondos, sobre todo entre los norteamericanos de origen griego, destinados a redondear el presupuesto de defensa mientras el Gobierno ha instaurado un nuevo impuesto de defensa del 0,5% de los ingresos de los contribuyentes al tiempo que la Cámara de Representantes proyectaba obligar a las mujeres a efectuar un servicio militar en unidades no combatientes de 14 meses de duración, 12 menos que los hombres.

Medio millón de hombres

Pero, aunque se armen hasta los dientes, los 10.000 reclutas de la guardia nacional grecochipriota poco podrán inquietar a los 18.000 soldados turcos, según fuentes de la ONU -2.000, según Nicosia- estacionados en el sector turco de la isla y que además están tan sólo a cien millas marinas del continente, donde hay un ejército de medio millón de hombres.

El peligro para Turquía no es, obviamente, el miniejército grecochipriota, sino el creciente respaldo de Atenas, desde que Papandreu accedió al poder, a la comunidad griega, y que podría concretarse con el envío a la isla de una división blindada griega que reforzaría al simbólico contingente militar de 950 hombres que mantiene actualmente aquí para entrenar a la Guardia Nacional.

El delicado tema del traslado de esta fuerza a Chipre ha sido evocado en todas y cada una de las visitas hechas la pasada primavera por Kyprianou a Atenas, y aunque el portavoz Christofides haya siempre reiterado que "ninguna decisión habia sido tomada" al respecto, el asunto ha preocupado lo suficiente en Ankara como para que el Gobierno turco advirtiese que "no toleraría una ruptura del equilibrio militar en Chipre (...) que amenazaría la seguridad de lapoblación chipriota turca".

En una de sus acostumbradas declaraciones gradílocuentes Denktash vaticiné incluso que el envío de tropas griegas a la isla "aumentaba el peligro de guerra entre Grecia y Turquía" y culpó de paso a Kyprianou de "pobre marioneta en manos de Papandreu".

El presidente chipriota no es, sin embargo, una marioneta, porque si el traslado de la división hubiese dependido de Papandreu 15.000 soldados griegos estarían ya patrullando a lo largo de los 300 kilometros de la línea Attila, según fuentes diplomáticas fidedignas, pero, no se sabe si a pesar suyo, Kyprianou se vio obligado a rechazar la oferta del primer ministro griego por carecer de consenso en la mayoría parlamentaria para poder aceptarla.

Lo más probable es que los medios blindados de esa división griega nunca rueden por los caminos chipriotas, porque el partido comunista prosoviético Akel, principal fuerza política de la isla, con el 34% del electorado y principal componente de la mayoría parlamentaria que apoya a Kyprianou, esta rotundamente opuesto a su presencia en Chipre.

"No es que seamos pacifistas", explica en su despacho de la funcional sede de Akel Donis Christofinis, miembro del buró político del partido, "pero en contra de lo que los socialistas creen, esto no se libera ni como Vietnam ni como Argelia, y el despliegue aquí de tropas griegas provocaría, por de pronto, un aumento desproporcionado de los efectivos turcos y hasta acabaría originando una guerra grecoturca que nosotros inevitablemente perderíamos. No nos hagamos ilusiones, toda la isla acabaría ocupada por las fuerzas armadas turcas.".

"Habla demasiado"

Para el responsable de las relaciones internacionales de Akel, Papandreu es el autor de estos planteamientos harto arriesgados para Chipre. "Le estamos agradecidos", asegura, "de haber colocado la cuestión chipriota en cabeza de las prioridades de su política exterior, pero habla demasiado, y de vez en cuando pretende tomar decisiones en lugar nuestro, lo que no nos gusta."

Vassos Lyssarides, líder del pequeño partido socialista Edek (10% del electorado), pero muy cercano al Pasok de Papandreu, tiene, obviamente, una opinión mas favorable del primer ministro griego que "en contra de lo que sucedía cuando la derecha estaba en el poder en Atenas, tiene la firme intención de no dejar nuestra tragedia".

"Papandreu esta convencido", prosigue Lyssarides, "de que el objetivo de Turquía a largo plazo es apoderarse de toda la isla y que la negociación sólo le interesa en cuanto le permite disimular sus verdaderas intenciones. Carece, pues, de sentido, seguir conversando con el ocupante y debemos mas bien tratar de desbaratar los designios de los turcos preparando, en asociación con Grecia, una mejor defensa de1a isla y dislocando, como esta dispuesto a hacerlo el Gobierno de Atenas, el flanco sureste de la OTAN para forzar a EE UU a presionar a Turquía para que ésta, a su vez, flexibilice su postura".

"Estúpida estrategia la de los socialistas paradójicamente respaldados por ciertos sectores de la derecha", contesta Christofinis, "porque en caso de tensión o de conflicto abierto entre sus dos aliados atlantistas del Mediterráneo oriental no nos cabe la menor duda de que Estados Unidos opta ría en última instancia por el más fuerte y el que ocupa la posición estratégica más importante al disponer de una larga frontera con la URSS, es decir, Turquía".

Aunque en marzo el comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano haya congelado 215 millones de dólares de ayuda al Gobierno turco, aunque en mayo la Cámara de Representantes redujese en otros 85 millones de dólares las donaciones a Ankara a causa de su actitud en la cuestión chipriota y aunque el Departamento de Estado calificase en abril de "preocupante y penoso" el intercambio de embajadores entre la recién fundada Republica y su protector turco, las preferencias de la Administración estadounidense se inclinan hacia Turquía, tercer beneficiario de la ayuda exterior de Washington por delante de Grecia.

No en balde, la representante norteamericana en la ONU, Jeanne Kirpatrick, se ha opuesto sistemáticamente a la adopción de sanciones contra Turquía y los Departamentos de Estado y Defensa han intentado evitar cualquier disminución de la ayuda militar al ejército turco porque, explicaba Richard Burt un colaborador del secretario de Estado, los intereses de Estados Unidos resultarían dañados si, dada la posición geográfica clave que ocupa aislando a la URSS del mar Mediterráneo, ese país aliado no estuviese a la altura de su cometido militar con la OTAN".

Con más franqueza aún Richard Hass, encargado de la cuestión chipriota en el Departamento de Estado, afirmó la pasada primavera que "en el fondo una Turquía fuerte militarmente debe interesar a Chipre y Grecia".

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