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La expulsión de 10 sacerdotes extranjeros de Nicaragua sitúa en su nivel más bajo las relaciones entre la Iglesia y el sandinismo

Un total de 10 sacerdotes extranjeros (uno catalán), cuatro de ellos españoles, han visto cancelados sus permisos de residencia en Nicaragua, y ocho de ellos fueron expulsados del país el pasado lunes bajo la acusación de desplegar actividades contra el Gobierno sandinista. Un panameño, dos costarricenses, un canadiense y un italiano se hallan entre los expulsados, que permanecen en Costa Rica desde el lunes. Los otros dos religiosos, entre ellos un español, párroco en la localidad de Jinotepe, serán expulsados por el Gobierno de Managua en las próximas horas. El órgano oficioso del Vaticano, L'Osservattore Romano, calificó el incidente de "extremadamente grave". Las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado sandinista, en Nicaragua, se encuentran en su punto más bajo desde el derrocamiento de Anastasio Somoza y el triunfo de la revolución sandinista. en iulio de 1979.

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Los ocho expulsados a mediodía del lunes fueron puestos en un avión de una compañía aérea costarricense, que les condujo a Costa Rica, adonde llegaron a primera hora de la tarde del mismo día. Cuatro de los sacerdotes expulsados habían participado en una manifestación de solidaridad con un sacerdote nicaragüense de 35 años, Luis Amado Peña, a quien las autoridades de Managua acusan de actividades terroristas. Sin embargo, la mitad de los expulsados, según sus testimonios, no participaron en ella.Los sacerdotes españoles son el escolapio Vicente Caudell, de 52 años, profesor del colegio Calasancio, de Managua, párroco de Nuestra Señora de América III, con 26 años de estancia en Nicaragua; el vizcaíno Santiago de Anitua, de 50 años, jesuita, director espiritual del Seminario Nacional Diocesano de Managua, párroco de Nuestra Señora de América IV, que llevaba en Nicaragua 35 años; y el capuchino catalán Francisco Castells, de 45 años, 18 de ellos en Nicaragua, párroco de la iglesia del Monte Tabor. Del párroco de Jinotepe Francisco San Martín, los sacerdotes expulsados esperaban su expulsión en las próximas horas. En la Embajada española en Costa Rica, San Martín era esperado hoy.

"Conozco al padre Peña"

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Para el sacerdote escolapio va lenciano Vicente Caudell, de 52 años, nacido en Miramar de Gandía, "la expulsión estaba decidida desde arriba y muy pensada con anterioridad. Yo conozco al padre Amado Peña, es de mi zona. Creo sinceramente que no es un terrorista, por ello asistí a la manifestación. En un principio pensé que iban a llevar una turba, lo cual traería dificultades, pero aun así estaba dispuesto a ir a la marcha" asegura a este diario desde el centro escolapio de San José de Costa Rica.

"Al acabar el acto solidario", según Caudell, "no pasó nada, pero luego, poco después del mediodía del martes, un compañero del colegio Calasanz de Managua me avisó: 'ahí tienes a la Policía de Emigración. Preguntan por tí'. Ya me llegó la hora, me dije. Les enseñé entonces mis papeles. Todo estaba en regla. Mi permiso de residencia no caducaba hasta noviembre. 'Pues le cancelamos su residencia y usted va a tener que abandonar el país', me aseguraron. ¿Así, no más, sin expficaciones?, respondí asombrado. 'Venga a Emigración y le daremos explicaciones', replicaron".

"¿Acaso tiene miedo?"

"Pasó entonces Ramón Barberá, mi superior, el rector del colegio. Padre, escuche lo que dicen. Yo no salgo de aquí si no es acompañado por mi rector, dije yo. '¿Acaso tiene miedo?', insinuaron. Ocurren tantas cosas que prefiero ir acompañado. Me permitieron que me acompañara el rector. Subimos al carrito (automóvil) que traían. El auto avanzaba hacia una dirección distinta de la de la sede de Emigración. Pero, les dije, ¿no íbamos en dirección a la sede central de Emigración (en el interior de la ciudad)? Ellos callaron. Entonces, ¿tal vez vamos hacia el departamento de Emigración del aeropuerto?".

"Efectivamente. Allí llegamos Entré el primero. Luego fueron apareciendo los otros sacerdotes. ¿Vendrán a despedirse de mí? pensé en un principio. Pero no. Se venían conmigo. Yo tuve algo más de suerte, ya que conseguí sacar alguna ropa en una bolsa de plástico que me trajo luego mi rector, pero el resto se fue con lo puesto".

El sacerdote valenciano ha pasado 26 años, de los 52 que tiene, en Nicaragua. "Mi primera misa la ofrecí por Nicaragua y ahora estamos en ésto", dice con una mezcla de desconcierto, rabia y amargura "Persiguen a la Iylesia porque no se somete a ningun poder temporal. En cuanto a mí, ni me sometí nunca siquiera a mi papá, no me voy a plegar a ellos".

"Cuando hay dictadura, todos los que no estamos a favor sobramos. Primero, aquí, con Somoza, hubo una dictadura capitalista, ahora la hay socialista. Esta es peor que la otra". Nunca se ha maltratado tanto a la Iglesia, a los campesinos. Todo debe estar sometido al Estado", dice Caudell.

"Lo que es una lástima es que haya otros hermanos sacerdotes, los de la Iglesia Popular, que piensan lo contrario que nosotros. Es duro encontrar hermanos que te dicen: 'Si te metes en un lío, no pienses que voy a ayudarte'. Es duro averiguar que se rompió el amor con estos hermanos".

El Departamento de Estado norteamericano ha afirmado, por otra parte, que la expulsión de los sacerdotes constituye un acto "injustificado de intimidación a la Iglesia católica".

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