Jorge Carpio hace su entrada en el ´'mercado político

I. C. Los que conocen bien a Jorge Carpio, un brillante empresario periodístico de 51 años, aseguran que toda su vida estuvo planificada para llegar a la presidencia de Guatemala. Su candidatura política fue lanzada hace un año con la misma meticulosidad con que una gran empresa decide vender un producto en el que ha invertido mucho dinero. Para referirse a esa época, él mismo utiliza la, expresión "cuando decidimos entrar en el mercado político".

Esto hace que los restantes líderes del centro desconfíen de este hombre que por todo equipaje ideológico lleva apenas un catón de ideas democráticas bastante superficiales. Con eso y sus "caras nuevas" fue suficiente para encandilar a los electores de la capital, donde desplazó de su primer puesto habitual a los democristianos.

El triunfo le duró apenas un día, hasta que empezó el escrutinio de las provincias, a donde su campaña televisiva no había llegado. Pero nada de esto desanima a este ejecutivo de la política que ya está diseñando la campaña presidencial.

Carpio no oculta su simpatía por los norteamericanos, que según él han hecho posible el regreso de las democracias a Centroamérica. Es partidario de abrir las puertas de la política a los comunistas, pero como simple medida terapéutica y bajo el convencimiento de que nunca podrán llegar al poder por las urnas.

El líder de la UCN se inscribe ideológicamente en lo que él llama nacionalismo democrático". Esto lo traduce en una apertura política a todas las corrientes, una democratización real de todo el aparato estatal, una división auténtica de poderes y una redistribución de la riqueza sin entrar en conflicto con la oligarquía.

Piensa que la reforma agraria a la antigua usanza, entendida como una división de los grandes latifundios, es un proyecto ya superado. Él conria en que las leyes del mercado, basten por sí mismas para acabar con la injusticia siempre qeu se logre reactivar la economía y abrir nuevas tierras al uso agrícola. Habla sobe la necesidad de incorporar a la vida nacional a los pueblos indígenas, que representan más del 60% de la apoblación, pero considera que por su bajo nivel de educación (el analfábetismo llegar entre ellos al 80%) será necesaria todavía una etapa de tutelaje.

Las elecciones celebradas el domingo demuestran, según Carpio, que "en Guatemala existe un centro político, y que el pueblo quiere caminar por un sendero democrático, poniendo término a la dictadura pseudoconstitucional que implantaron por muchos años los militares". El tiempo de los Gobiernos cesaristas, que cooptaban a aus sucesores, terminó para él con estas elecciones.