Debate sobre la vanguardia
Vivimos un momento histórico en el que tomar postura clara por una opción definida parece estar marcada por la reticencia e incluso puede ser calificada a menudo con el dudoso apelativo de radical. Dudoso, claro está, por parte de quien emite el juicio, no por quien lo recibe, si está convencido de que en esa postura hay una alternativa válida a tanta estrechez mental e incluso reaccionarismo larvado como aún flota en sectores de nuestra sociedad. El hecho de haber comenzado las actividades del. recién creado Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas con un encuentro de dramaturgos de diferentes edades y procedencias, pero todos ellos enmarcados en el deseo común de una política de gestión y unas propuestas estéticas de renovación y riesgo, es un signo palpable de la apuesta que este centro, impulsado por la actual Dirección General de Música y Teatro, va a realizar.Para algunos, este centro podrá parecer un lugar de domesticación para antiguos vanguardistas, generaciones perdidas o restos del naufragio del teatro independiente; la única vía que nos queda es demostrar con el trabajo que aquí no se va a domesticar a nadie ni a crearse un curioso zoo teatral donde meter a los raros, marginales, locos y heterodoxos de esa maravillosa práctica crepuscular que es el teatro. Eso sí, vamos a luchar por un teatro diferente, fragmentario, disidente, seductor y sobre todo transgresor. El teatro de¡ futuro será específicamente teatro o no será, y esto no significa despreciar las nuevas tecnologías y los avances de las ciencias. Todo lo contrario, de su incorporación y desarrollo a lo efímero teatral surgirán los nuevos códigos y sistema! de comunicación, quizá desde otros puntos de vista técnicos pero siempre conservando la magia de la esencialidad teatral.
Un nuevo teatro necesita beber en la tradición, pero también necesita desmitificar los tabúes que lo atenazan: la Administración, el público, los críticos, etcétera. Un nuevo teatro necesita caminar conjuntamente en todos sus elementos: nuevas tendencias dramatúrgicas, nuevos planteamientos actorales y espaciales, nuevos creadores, nuevos críticos e informadores.... y también un público diferente.
Hoy y mañana el teatro será un espacio de placer, de transgresión y de comunicación poética específica, por ello volvemos a necesitar artistas, poetas y seductores que nos embrujen con los cantos de sirenas de las nuevas narrativas escénicas. ¿Texto o no texto? Nada de dudas hamletianas: tan válido es un camino como el otro.
Tres días de reuniones, muchas ideas y un largo y casi desconocido territorio que transitar, y sin embargo, una aventura apasionante. Nos toca navegar en un proceloso mar repleto de tiburones y cañoneras dispuestas al presto bombardeo. Habrá que ser un poco corsarios o, quizá mejor, buscadores de ballenas. De cualquier modo no ahondemos en metáforas y volvamos a la realidad. ¿Para qué sirve un encuentro?, se preguntarán ustedes. Sin duda para analizar, reflexionar y sacar conclusiones, pero también para demostrar que las gentes del teatro podemos seguir encontrándonos para trabajar en un proyecto común. El debate es siempre necesario, pero ahora se impone la acción.
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