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Polémica sobre la venta de entradas en el teatro de la Zarzuela para ver a Plácido Domingo en 'Tosca', de Puccini

Gabriela Cañas

La interpretación de Plácido Domingo en el papel estelar de la ópera Tosca de Puccini en Madrid, en el teatro de la Zarzuela ha provocado expectación, pero también escándalo. El teatro, sin haber abierto las taquillas al público, anunció que no había entradas para las dos primeras funciones. Según la ley, las empresas de espectáculos están obligadas a poner a la venta directa al público, al menos el 25% del aforo. Simón Alonso Corral, director de una empresa dedicada a conseguir a sus socios entradas para cualquier tipo de espectáculos, denunció el hecho en comisaría. El Intendente del teatro, Manuel Castellanos, afirma que Alonso no es más que un conocido revendedor que lucha por sus intereses. Cinco únicas fúnciones en un teatro de corto aforo son hechos que están en el fondo de la polémica. La frustración del aficionado a la ópera es el resultado final.

El miércoles, tras la denuncia por irregularidades en la venta de entradas interpuesta por Alonso Corral, la empresa anunció precipitademente que para la segunda función, la del día 19, se podrían adquirir por taquilla 20 entradas. Alonso, dispuesto a hacerse oír, consiguió ser ayer en la mañana el primero de la cola para poner en un brete a las taquilleras, que se negaban a despachar más de dos entradas por persona. "La ley no dice nada al respecto", protestaba Alonso, "de manera que yo puedo comprar las 20 entradas si quiero". Pidió de nuevo el libro de reclamaciones, preceptivo según el decreto regulador de espectáculos de 27 de agosto de 1982, y las taquilleras no pudieron dárselo porque "no tenemos". Tuvo que intervenir la policía para que Alonso dejara paso libre a los que había en la cola. Diez minutos de venta bastaron para despachar las entradas disponibles.

Reventa o servicio

"No hay entradas para las dos primeras funciones porque éstas, como es habitual, son de abono", dice Manuel Castellanos. "Los abonados pagan en octubre para ver todos los espectáculos programados para toda la temporada, como pasa en todas partes". "En la Zarzuela, las entradas tienen patas y andan, porque si no, no lo entiendo", dice Alonso. "¿Por qué para otras óperas quedan entradas y para ésta no, si el número de abonados es siempre el mismo? Me parece que aquí hacen lo que quieren con las entradas". Ante tal argumento, Castellanos reconoce que éste es un caso especial, ya que la expectación provocada por Plácido Domingo ha originado multitud de peticiones de entradas, por escrito, de asociaciones musicales y operísticas españolas y extranjeras. "Esa gente paga por adelantado y sólo reservo entradas para asociaciones", explica Castellanos. "Si pusimos a la venta 20 entradas para la segunda función es porque ha habido un sobrante. No han recogido esas entradas, que ya estaban reservadas".El artículo 65 del decreto de 1982, al que ha acudido Alonso, dice que "las empresas de toda clase de espectáculos públicos o actividades recreativas deberán despachar directamente al público cuando menos el 50% de cada clase de localidades". En casos excepcionales, la ley permite poner a la venta sólo el 25%. Las funciones del sábado y del día 19 no cumplen tal requisito. Las entradas de abono, las 80 localidades reservadas para la crítica y el Ministerio de Cultura y las asociaciones españolas y extranjeras han copado el aforo. Pero, a modo de compensación, la empresa venderá 506 entradas en taquilla para la tercera función -día 21- y el total del aforo -1.040 localidades- en las dos funciones populares de los días 24 y 28, en las que el precio de las entradas, hasta ahora de 3.500 pesetas la butaca, queda reducido a 1.000 pesetas. Para la tercera función se abrirán mañana las taquillas, donde se prevén problemas.

"Simón Alonso pidió a la empresa unas 100 entradas para sus socios", cuenta Castellanos, "y yo no puedo permitir que se haga reventa con unas funciones precisamente populares; la reventa me parece una especulación vergonzosa". En el negociado de espectáculos de la Jefatura Superior de Policía informaron que se está estudiando el caso. "A mí me parece que este señor tiene una empresa de reventa encubierta", dijo el jefe del negociado. "La reventa es ilegal, pero es difícil de erradicar, sobre todo cuando hay espectáculos tan importantes como éste". "Yo no hago reventa", se defiende Alonso. "Sólo cobro a mis socios los servicios prestados, pues he de pagar a gente que haga una noche entera de cola, por ejemplo".

La ópera, el ballet o la zarzuela, espectáculos todos ellos habituales en el madrileño teatro de la Zarzuela, suelen provocar largas e incómodas colas en las puertas del coliseo para conseguir entradas. Hasta hace unos meses el público se organizaba con un sistema de listas para no tener que aguardar durante horas o, incluso, durante toda la noche. Alonso dice que era la Asociación Madrileña de Amigos de la Música la que implantó el sistema y cometió graves irregularidades. "Al que no fuera de la asociación jamás le ponían en la lista antes del número 200. Yo me cargué ese sistema porque era injusto". "Era un buen método que funcionó bien hasta hace tres años", dice José Manuel Gascón, presidente de la mencionada asociación, "hasta que una persona de nuestra organización se alió con Alonso. Tuvimos que echarla".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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