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El líder soviético, Konstantín Chernenko, inaugura en Moscú la primera 'cumbre' de países del Comecon después de 15 años

Pilar Bonet

El líder soviético Konstantín Chernenko inauguró ayer en Moscú la cumbre extraordinaria del Comecon (Mercado Común socialista), en la que participan dirigentes de los nuevos aliados económicos de la URSS: seis Estados de Europa oriental, Cuba, Vietnam y Mongolia. La sesión, la primera en su género desde 1969, se inició con un homenaje a la memoria del máximo dirigente comunista italiano, Enrico Berlinguer, según la agencia soviética Tass.

La cumbre económica socialista, sobre cuya celebración se venía especulando durante los últimos tres años, tiene lugar a puerta cerrada. La agencia Tass se limitó ayer a anunciar la apertura del encuentro y a facilitar la lista de participantes. Tras las palabras de saludo de Chernenko, intervinieron el máximo dirigente de Bulgaria, Todor Jivkov (presidente de la sesión matutina), el líder húngaro, Janos Kadar (presidente de la sesión vespertina), el vietnamita, Le Duan, el primer dirigente de la RDA, Erich Honeeker, y el vicepresidente cubano, Carlos Rafael Rodríguez. Tass no había facilitado a última hora de la tarde de ayer el contenido de ninguna de las intervenciones.

Ausencia de Castro

Las delegaciones de los países miembros están encabezadas por los secretarios generales de los partidos comunistas respectivos, excepto en el caso de Cuba, sin que se hayan dado a conocer las razones de la ausencia de Fidel Castro.De los participantes, el líder polaco Wojciech Jaruzelski, el búlgaro Todor Jivkov y el rumano Nicolae Ceaucescu han realizado sendos viajes a Moscú -que los observadores políticos en esta ciudad vinculan con la preparación de la cumbre- en los últimos tiempos.

En las reuniones anuales regulares del Comecon, en las que participan los jefes de Gobierno de los países miembros, es habitual que se difundan las intervenciones, pero en este caso fuentes del Este europeo señalaron que no va a facilitarse ninguna información oficial sobre los temas tratados hasta que la reunión concluya el próximo jueves, día 14.

Según estas fuentes, habrá dos documentos finales diferentes: uno, sobre política global, donde se trazará un marco general y se hará referencia a la situación internacional, y otro, económico, más concreto. Ambos documentos habrían estado preparados desde hace más de un año, señalaron las fuentes, aunque en los últimos días se han hecho retoques sobre los mismos.

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Observadores políticos en Moscú esperan que la cumbre apruebe un plan de cooperación e integración a largo plazo, con especial énfasis en los proyectos conjuntos en el campo energético y de la microelectrónica.

Economía planificada

Los países del Comecon, que fue fundado hace 35 años, tienen como denominador común un sistema de economía planificada en quinquenios, con una dirección centralizada y vinculada a la política de los respectivos partidos comunistas aliados de Moscú. El grupo, sin embargo, no es homogéneo ni por sus materias primas -donde la URSS ocupa el papel preponderante-, ni por su grado de desarrollo industrial, ni por la flexibilidad en la determinación de los planes y las implicaciones de los diferentes sectores sociales en los mismos.En opinión de fuentes del Este europeo, la cumbre concluirá con declaraciones de tipo general filosófico, pero sin grandes resultados concretos y sin plantear diferencias de fondo sobre mejora de la gestión económica, que cederá el papel predominante a las necesidades de cohesión política frente al exterior.

Durante 1983, el desarrollo económico en el Comecon fue bastante favorable y, en algunos casos, mucho mejor de lo previsto por los planes. El producto nacional conjunto creció un 3,7% en ese ejercicio, y la RDA y Polonia tuvieron crecimientos superiores a la media de 1976-1980. Para Polonia, sin embargo, ello fue sólo una pequeña mejora, ya que, en términos absolutos, el producto nacional estaba un 20% por debajo del nivel de 1978.

El endeudamiento neto del Comecon en 1983 disminuyó un 9,8% respecto al año anterior, pasando de 71.100 millones de dólares a 64.500 millones de un ejercicio a otro, tras la reducción de un 3,8% en las importaciones en divisas. Las restricciones importadoras repercutieron en sustanciales mejoras en las balanzas comerciales y en reducciones de los endeudamientos respectivos.

La deuda exterior polaca, la mayor de todo el Este europeo, dejó de crecer por primera vez desde el comienzo de los años setenta.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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