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Desigual oferta y desorganización en los Días de la Cultura Española de Dortmund (RFA)

La 26ª edición de los Días de la Cultura Extranjera de la ciudad de Dortmund (República Federal de Alemania), que este año han estado dedicados a España, concluyeron ayer, tras presentar una oferta desigual del panorama cultural español y defectos de organización.Los Días de la Cultura Extranjera están dedicados cada año a un país, y en esta ocasión tuvieron por primera vez como tema la cultura española. Aunque la celebración estaba prevista desde hace un año, la planificación española y la coordinación con el ayuntamiento fueron defectuosas y el nivel de la semana cultural bajó al aproximarse el día de la inauguración. Se planteó un gran esfuerzo para ofrecer un panorama brillante de la cultura española y se habló de traer el ballet de Antonio Gades y otros proyectos, que quedaron en nada. Lo ofrecido en Dortmund resultó desigual y la forma de presentarse fue muchas veces desafortunada y errónea. La cantante de ópera Montserrat Caballé, el guitarrista Narciso Yepes y figuras del flamenco como Fosforito, Sabicas y José Menese son artistas de calidad. El público acogió triunfalmente la actuación de Caballé, quien según un periódico local "llegó, cantó y venció", aunque en el teatro había muchas butacas vacías. Los organizadores se quejaban y achacaban esta situación a una deficiente distribución de las localidades por parte de la Embajada en Bonn. Representantes españoles atribuían los fallos a los organizadores de la ciudad de Dortmund.

La noche flamenca tuvo calidad, pero los espectadores alemanes se quedaron en ayunas, porque las introducciones se hicieron en español.

La selección de los dos artistas más destacados -Yepes y Montserrat Caballé- revela falta de imaginación, porque los dos actúan con frecuencia en escenarios de la RFA, donde son muy conocidos. Caballé había cantado dos días antes en Colonia, a menos de 100 kilómetros de Dortmund.

Uno de los actos del programa, una discusión entre periodistas españoles y de la RFA sobre el tema de la integración de España en Europa, puso una vez más de manifiesto la desorganización española: los dos periodistas alemanes anunciados en el programa aparecieron, pero ninguno de los dos españoles; fueron sustituidos por colegas reclutados las vísperas. El programa de actos resultó un conglomerado que abarcaba desde la noche flamenca y la actuación de Caballé a una misa pontifical oficiada por el cardenal de Toledo, Marcelo González, y un partido de fútbol entre los juveniles del Real Madrid y la Real Sociedad.

Una exposición de Libros de España presentó recientes publicaciones, desde literatura de consumo al libro infantil, libros de arte y de temas sociales. Entre las aportaciones valiosas de la semana, que tendrá una utilidad más allá de los seis días pasados, está la recopilación de literatura española del siglo XX traducida al alemán. El catálogo, realizado por Michi Strausfeld con un texto de Andrés Amorós, tiene un defecto que disminuye su valor: las obras recopiladas aparecen citadas en alemán y no se cita el título original.

"No es Nueva York"

Los responsables de la organización española comentaban bajo cuerda que "tampoco se puede pedir más. En definitiva esto no es Nueva York". Otros achacaban los defectos a la "falta de medios" y también a fallos de coordinación entre el Ministerio de Cultura y el de Exteriores. Según fuentes de la Embajada española, la contribución económica de España a la semana alcanzó una suma de dos millones de pesetas, que parece significativa para toda una semana llena de actos culturales y festivos. En la tarde del domingo un grupo de españoles se cobijaba bajo una carpa de cemento en el Westfalenpark, donde tenía lugar una fiesta española. Allí se entremezclaban emigrantes españoles y alemanes en busca de una ración, de paella, que vendía a seis marcos (330 pesetas) la Asociación de Padres de Familia Españoles, con un grupo de paracaidistas españoles en uniforme, pertenecientes a una unidad que participó en ejercicios en el norte de la RFA.Los paracaidistas se quejaban de que no les había llegado la paella, y a su lado otro español les decía que "eso de la NATO es cosa del capital. El EWG (Mercado Común) sí, pero eso de la NATO es bueno para el capital, porque si no no tendríamos que estar los pobres fuera de nuestra nación". El cabo intentaba moderar y decía: "Yo no digo nada, porque este señor es mayor, pero yo creo que no estamos en la NATO".

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