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El viaje de Figueiredo a Japón y China deja Brasil en manos de un jefe de Estado disidente

El presidente de Brasil, general Joáo Figueiredo, está en Japón, de donde seguirá viaje hacia China. Mientras él y su comitiva tratan de lograr créditos con los japoneses y encontrar compradores para productos brasileños entre los chinos, en Brasil todas las atenciones se concentran en las actitudes que adopte el presidente interino, Aureliano Chaves.En un período marcado por el impasse político, la presencia -a lo largo de 12 días- del vicepresidente Aureliano Chaves en la presidencia abrió nuevas perspectivas para las arduas negociaciones entre oposición y Gobierno.

Al fin y al cabo, Aureliano Chaves es el más notorio disidente del sistema brasileño. Miembro de un Gobierno que defiende a todo precio la elección del futuro presidente por un colegio electoral controlado por el régimen, el vicepresidente es un firme defensor del restablecimiento inmediato del sufragio universal para la sucesión del presidente Figueiredo. Integrante del partido oficialista, todas sus actitudes a lo largo de los últimos meses fueron de dura e intensa crítica a la opción política de sus compañeros. Candidato a la sucesión presidencial, entró en abierta discrepancia con todos los escalones del Gobierno. Por todas esas circunstancias la clase política brasileña espera que, en su corto interinato, Aureliano Chaves logre abrir espacio para el surgimiento de una hasta ahora imposible negociación concreta entre Gobierno y oposición.

Curiosidades de un país en crisis: en su primer día como presidente interino Aureliano Chaves recibió, el pasado lunes, a un diputado del PDS, el partido oficialista, y luego de una breve conversación le sugirió que votase junto a la oposición para la sucesión presidencial. El martes recibió a grupos parlamentarios de la oposición y advirtió que cada minuto de su paso por la presidencia a lo largo de estos días será destinado a buscar la fórmula más rápida par a la negociación con la oposición.

La lenta negociación, hasta ahora estéril, entre oposición y Gobierno gira alrededor de una propuesta de enmienda constitucional enviada por el presidente Figueiredo a la Cámara, estableciendo como fecha para el restablecimiento de las elecciones presidenciales el año 1988. La oposición quiere anticipar esa fecha para 1986.

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