El Prado, el rey de los museos españoles
El Museo del Prado de Madrid es el más visitado de España; de las 4.400.000 personas que acudieron el año pasado a los museos nacionales de este país, 1.700.000 pasaron por la gran pinacoteca. En la ciudad de Toledo se dan los dos extremos. Mientras la Casa de El Greco acaparó la visita de 350.000 personas, lo que la sitúa en el segundo lugar de importancia tras el Museo del Prado, otro centro toledano, el Museo de Arte. Contemporáneo, es el menos atractivo de España, ya que sólo acudieron a él 3.000 personas en 12 meses. "Es evidente que hay que potenciarlo", dice Matilde Revuelta, directora de dicho centro, "pero no hay que olvidar el entorno. La gente que viene a Toledo quiere ver El Greco, el mudéjar, la catedral... No arte contemporáneo. El lugar está, además, algo escondido. Pero yo creo que es un museo interesante". Los fondos del Museo de Arte Contemporáneo de Toledo provienen de donaciones de artistas contemporáneos, especialmente de artistas toledanos, como Alberto o Aureliano Beruete.El museo rey de los museos pspañoles, el del Prado, está en obras. Ése es hoy su más molesto problema. "Los arquitectos dicen que en dos años estarán acabadas las obras. Y a mí me gustaría que fuera verdad", declara el director del Prado, Alfonso Pérez Sánchez. Las obras comenzaron en 1976 y desde entonces se sufren las incomodidades. "La gente se ha quejado de que sólo se pueden ver seis o siete cuadros de Rivera, cuando el Prado tiene más de 30. Ha habido, sin embargo, cosas peores. Hace poco tiempo no se podía ver la obra de Murillo. Hoy, tras la instalación de nuevas salas, hemos podido exponer sus cuadros", agrega Pérez Sánchez. "Hasta que no se terminen las obras no se podrá juzgar al Museo del Prado". Cuando así sea, la más importante pinacoteca española se convertirá, según Javier Tusell, en una las mejores del mundo. "Mejor que la National Gallery de Londres o que el Nacional de Washington", dice Tusell, que advierte referirse sólo a las instalaciones, fondos y seguridad del edificio. "Porque, paradójicamente, el Prado, como el resto de los museos españoles, tiene poquísimo personal".
En total, son 400 personas las que trabajan en el Museo del Prado. "La cifra puede producir malentendidos", dice Pérez Sánchez. "En ella incluyo todas las personas que tienen relación laboral con el museo, porque quiero aclarar que el tremendo problema es la disparidad de situaciones, laborales existentes. Hay todo tipo de contratos y cada persona depende de un organismo diferente".
El Museo del Prado necesita, según su director, una ampliación y un estatuto de organismo autónomo. Dos metas cuyas ventajas serían la descongestión actual de cuadros y visitantes y la agilización administrativa. El Prado es hoy una pieza más dentro del Patronato Nacional de Museos; de ahí que Pérez Sánchez no quiera decir cuánto se gasta en el museo, de qué dinero se dispone anualmente, porque son "muchas y variadas las partidas presupuestarias". El Museo del Prado dejó de ser organismo autónomo en 1968. Ahora, la dirección tiene el borrador hecho por la Dirección General de Bellas Artes para recuperaraquella situación, que permitirá la presencia de un presupuesto independiente y la contratación directa de los servicios que se estimen pertinentes, algo que los diversos directores del Prado vienen pidiendo desde hace 16 años.
Según el director general de Bellas Artes, Manuel Fernández Miranda, el inventario completo del Museo del Prado, punto débil de los museos españoles, estará listo para finales de año. Un trabajo que permitirá al español conocer mejor los fondos del importante museo. Según ese inventario y según Fernández Miranda, el Prado cuenta en principio con unos 9.000 cuadros. De ellos, 1.200 estaban en paradero confuso o desconocido. "De esos 1.200% dice Fernández Miranda, "han aparecido ya unos 700 y hemos dado por totalmente desaparecidos los 500 restantes". Ese medio millar de cuadros perdidos es una consecuencia, fundamentalmente, de tres acontecimientos históricos relevantes. Muchos estaban en Cuba cuando ésta dejó de ser colonia española. Otros quedaron en diversas embajadas españolas tras la revolución soviética y, por último, se perdió el rastro de unas 200 obras tras la guerra civil española.
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