Los estudiosos del cáncer centran sus esfuerzos en lograr vacunas contra los virus que provocan la enfermedad
Las investigaciones en curso sobre los tumores cancerígenos causados por virus abren la posibilidad de desarrollar vacunas de gran eficacia, según se dijo ayer en la jornada de apertura del III Simposio Duran Reynals, cuyo comité científico está presidido por el investigador español Severo Ochoa, premio Nobel de Medicina en 1959. Participan en la reunión importantes Investigadores como Mariano Barbacid, Joan Oró, Maria Luisa Duran-Reynals, Joseph Menick y J. Michel Bishop. En el acto inaugural, el rector de la Universidad Autónoma de Barcelona, Antoni Serra Ramoneda, entregó la medalla la medalla de oro de esa universidad a Severo Ochoa.
Las investigaciones realizadas hasta la fecha han permitido identificar un origen vírico en el 20% de los casos de cáncer conocidos. Según el profesor J. Michael Bishop, del departamento de Microbiología del San Francisco Medical Center (California), primer ponente de la jornada de ayer, la investigación sobre el origen vírico del cáncer es sumamente importante, especialmente en el campo de la prevención, ya que pueden identificarse más fácilmente los factores de riesgo asociados a determinadas enfermedades víricas y evitar que evolucionen hacia formas cancerígenas."En estos momentos", dijo el profesor Bishop, "conocemos el tipo de alteraciones que se producen en las células cancerígenas, pero no sabemos cuál es el mecanismo que actúa sobre los oncogenes para desencadenar la dinámica de multiplicación celular desordenada". La ciencia, por tanto, sigue ignorando esta cuestión clave, pero todos los participantes en la jornada de ayer precisaron que se está avanzando mucho en varios frentes. "En estos momentos", dijo el profesor alemán Zur Hausen, "se conocen más de 200 tipos diferentes de cáncer común. Por eso son importantes las investigaciones que se realizan para llegar a conocer a fondo algunos de estos tipos diferentes de cáncer, y poder actuar sobre ellos, aunque no sepamos todavía en qué consiste ese mecanismo desencadenante".
Sobre algunos estos tipos de cáncer de origen vírico versaron las sesiones científicas de ayer. El profesor Bishop analizó las funciones de las proteínas codificadas en los retrovirus carcinógenos y Zur Hausen explicó la participación del virus de papilloma en la inducción de ciertos tumores.
La primera vacuna
El profesor Josep Melnick, del Baylor College of Medecine de Houston (EE UU) expuso el resultado de las investigaciones sobre la relación que existe entre la hepatitis de tipo B y el cáncer de hígado. Según el profesor Melnick, entre un 5% y un 10% de los enfermos que han pacecido hepatitis del tipo B se convierten en portadores crónicos de un virus.Un tercio de ellos se mantienen durante toda su vida como portadores sanos, es decir, no desarrollan el proceso que conduce al cáncer. Los restantes dos tercios, en cambio, inician un proceso que desarrolla primero cirrosis y posterioremente carcinoma hepático.
Según el profesor Melnick, los factores socioeconómicos han demostrado su incidencia en el caso del cáncer de hígado, como en el resto de carcinomas. En estos momentos, se considera población de máximo riesgo de hepatitis B y de cáncer de hígado todo el continente africano, desde el desierto del Sahara hacia el sur, y una gran zona del sureste asiático.
El descubrimiento de una vacuna contra la hepatitis B, a partir de la propia sangre de las personas portadoras del virus, representa desde el punto de vista científico un gran avance. Su eficacia es alta, pues se calcula que entre el 66% y el 84% de las personas vacunadas presentan anticuerpos contra el virus a las ocho semanas.
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