Los ministros de Defensa de la OTAN estudiarán esta semana sus objetivos hasta el año 1990
Hay que examinar para qué y en qué antes de invertir en nuevos armamentos. El uso de la tecnología moderna para mejorar las líneas de defensa de la OTAN requiere un marco conceptual previo, que ya ha comenzado a ser elaborado en el seno del Comité Militar de la OTAN y que será debatido por los ministros de Defensa cuando, con ausencia del francés, se reúnan el miércoles y el jueves en Bruselas en el Comité de Planes de Defensa (CPD). Los ministros estudiarán los objetivos de fuerza, los gastos y los programas de infraestructura militar de la Alianza Atlántica para la segunda parte de la presente década.
El ministro de Defensa español, Narcís Serra, asistirá a estas reuniones, mientras que el almirante Ángel Liberal, jefe del Estado Mayor de la Defensa, preside, por turno, la reunión del Comité Militar. España, como viene siendo habitual desde la llegada al poder de los socialistas, mantendrá una reserva formal global ante el comunicado final del CPD, del que no se esperan sorpresas.Al no estar en la estructura militar integrada de la OTAN, las Fuerzas Armadas españolas no serán contabilizadas en el informe sobre la situación militar de la Alianza y el equilibrio con el Pacto de Varsovia. Pero, como en ocasiones anteriores, España firmará el comunicado del eurogrupo. Serra mantendrá reuniones bilaterales con algunos colegas.
España no está, pues, directamente implicada en dos de los temas fundamentales de esta reunión: la adopción de los objetivos de fuerza para 1985-1990, país por país -y los gastos relacionados-, y la discusión sobre los programas de infraestructura de la OTAN en el mismo periodo. Estos últimos se han planteado a un nivel equivalente a 2,2 billones de pesetas, que se espera quedarán finalmente rebajados. En cuanto a los gastos nacionales, el compromiso de aumentarlos anualmente en un 3% en términos reales se ha evaporado.
En cuanto al uso de las nuevas tecnologías, los europeos se muestran cautos respecto a las iniciativas norteamericanas. La Repúbliea Federal de Alemania (RFA) ha insistido en fijar un marco conceptual antes de discutir los sistemas de armas necesarios. Se recordará la iniciativa del comandante supremo de la OTAN en Europa, general Bemard Rogers, que quiere nuevos sistemas de fuerzas convencional es para atacar, en caso de conflicto, los segundos escalones soviéticos, es decir, los refuerzos. Al no haber dinero, países como la RFA prefieren reforzar la defensa contra el primer escalón.
Cooperación armamentista
Ha habido progresos en este sentido en el Comité Militar, pero algunos europeos se oponen a que el proceso se vea influido por el mero hecho de que existan ya sistemas de armas válidos. En medios próximos a la OTAN se teme que detrás de este proyecto esté un gran plan industrial-armamentista de EE UU. Los europeos quieren hacer intervenir a sus industrias, y esta cuestión de la cooperación transatlántica en la industria armamentista será uno de los temas centrales del eurogrupo. "Se trata de influir en la constitución, jurídica y económica, de los armamentos de EE UU y asegurar que a la larga el armamento europeo tenga el mismo acceso al mercado norteamericano que el armamento norteamericano al mercado europeo", manifestó una fuente atlántica. Es probable que algunos ministros expliquen sus intenciones respecto a la revitalización de la durmiente Unión de Europa Occidental (UEO).
El tema de los euromisiles no quedará al margen. El Grupo Especial de Consultas (SCG), encargado de seguir las negociaciones, se reúne hoy en Bruselas. Por ahora, la OTAN no hará una nueva oferta para que la URSS vuelva a negociar. Pero están pendientes los casos de Bélgica y Holanda -que podría rechazar parte de sus misiles- y es problemática la postura de Dinamarca, Grecia y, en menor medida, España.
El martes, en una película, el Eurogrupo lanzará una nueva iniciativa para convencer al público norteamericano de los esfuerzos que hacen los europeos para su propia defensa.
Se ultima un estudio sobre las causas de la tensión
A. O.La OTAN está a punto de terminar un estudio, titulado Hacia una relación más constructiva Este-Oeste, que analiza las causas del enfrentamiento Este-Oeste y los medios para lograr una distensión. Las conclusiones del informe serán sometidas a los ministros de Asuntos Exteriores de los dieciséis en la reunión del Consejo Atlántico que se celebrará en Washington del 29 al 31 de mayo. No se esperan grandes sorpresas; según fuentes atlánticas, aunque sí un mensaje político importante en un momento de franco deterioro de las relaciones Este-Oeste y de dudas sogre la cooperación transatlántica y la cobertura de la disuasión. Este ha sido el eje central de los trabajos de la OTAN en los últimos meses.
El estudio, de unas 50 páginas, que son secretas, se inició en diciembre a iniciativa del ministro belga de Asuntos Exteriores, Leo Tindemans, en un intento de reactualizar la llamada doctrina Harmel, de 1965, que abogaba por un doble enfoque: defensa y diálogo. No está, aún claro si de aquí saldrá una Declaración de Washington. Si éste fuera el caso, España seguramente se sumaría a ella, después de haber participado activamente en la elaboración del estudio.
Las fuentes europeas consultadas inciden en que EE UU, reticente en principio a este ejercicio, ha trabajado de buena fe. En el texto, indican estas fuentes, se habla claramente de distensión, palabra tabú en estos años de la Administración Reagan, e incluso se reconocen algunas legítimas preocupaciones defensivas de la URSS. El estudio, según estas fuentes, es un esfuerzo por entender cómo se ha llegado a la situación actual en las relaciones Este-Oeste, examinando las causas del enfrentamiento, tanto sobre bases regionales como globales. "Es fácil ponerse de acuerdo sobre el análisis, pero es otro asunto cuando se trata de publicar conclusiones que no sean triviales", manifestó una fuente atlántica.
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