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REACCIONES A LA NO PARTICIPACIÓN DE LOS SOVIÉTICOS EN LOS JUEGOS DE LOS ÁNGELES

Confusión en Moscú sobre el proceso de la decisión tomada

Pilar Bonet

La decisión soviética de no participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles ha sido meditada, pero el momento elegido para su anuncio ha creado confusión y sorpresa entre los observadores políticos en Moscú, que se interrogan sobre el proceso interno de deliberación seguido previamente a la publicación de la medida. De momento, el equipo junior de baloncesto de la URSS ha suspendido la gira que debía efectuar esta semana por Estados Unidos. Ciclistas norteamericanos, en cambio, siguen compitiendo con normalidad en los velódromos soviéticos.Fuentes diplomáticas occidentales dijeron ayer que el Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), y no el Comité Olímpico de este país, había decidido la no participación soviética a principios de abril con la intención de anunciarlo a finales de mayo. Estas fuentes desconocían por qué la decisión, eventualmente ya tomada, habría sido adelantada.

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Otras fuentes, sin embargo, señalaban que la actitud soviética es muy reciente -"cosa de los últimos días"-, ya que Moscú firmó a finales de abril un caro contrato para recibir transmisiones de televisión con una firma de comunicaciones vía satélite basada en San Francisco. Moscú había mitigado además sus acusaciones a EE UU tras la reunión del Comité Olímpico Internacional celebrada a finales de abril.

En la capital soviética seguía sin conocerse ayer cuál va a ser la actitud de los países aliados y si habrá unos juegos alternativos de compensación en Sofía, una idea que goza de cierta confusión en medios moscovitas, pero que nadie ha confirmado ni desmentido oficialmente. La ausencia de los aliados de Moscú en Los Ángeles se daba ayer prácticamente por segura. Para hoy, precisamente, se ha previsto en la capital soviética una reunión de los dirigentes deportivos de esos países para adoptar una postura común.

El órgano oficial del PCUS, Pravda, publicaba la decisión del Comité Olímpico soviético en su última página y en una nota a tres columnas. El órgano del Comité de Cultura Física y Deportes del Gobierno de la URSS, Sovietski Sport, a su vez, la llevaba en primera página, pero en un lugar poco destacado. En toda la Prensa de ayer la noticia central era la celebración de la victoria de los aliados contra el nazismo. El noticiario televisivo Vremia, el más importante, transmitió la comunicación del Comité Olímpico nacional al final del programa, como si se tratara de una noticia más, algo imposible de imaginar en un país que concede gran importancia a todos sus logros deportivos.

Varios ciudadanos soviéticos consultados reaccionaron positivamente a la decisión de las autoridades de su país, alegando razones de seguridad para los atletas. En la mañana del día 8 aparecieron en varios diarios soviéticos cartas de lectores en diferentes partes del país que argumentaban contra la participación basándose en análogas razones. La presencia de estas cartas ha sido interpretada ahora como un síntoma del niet soviético que les siguió varias horas después.

Un observador político en Moscú conjeturó que el momento elegido por los soviéticos para anunciar su medida pretende dar tiempo a los países aliados para que organicen escalonadamente sus respectivas retiradas. "Claro que", señaló la fuente, "los norteamericanos han puesto en bandeja a los soviéticos la posibilidad de devolverles el gesto que ellos tuvieron en los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980".

La venganza por el boicoteo de 1980, motivado por la intervención soviética en Afganistán, es la primera causa de la decisión, señalaron fuentes diplomáticas solventes, que enumeran además, la determinación del Kremlin de no proporcionar ningún elemento de propaganda electoral a Reagan. "La decisión soviética ataca a Reagan en su condición misma de californiano", señalaron.

Según estas fuentes, nada ha cambiado en EE UU, en lo que a condiciones de seguridad se refiere, respecto a los juegos de Lake Placid en el invierno de 1980. Otra razón que podría haber influido en Moscú, señalaron, es el miedo a la transmisión televisiva de los Juegos, que podría mostrar imágenes desfavorables como pancartas en pro de los derechos humanos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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