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Reportaje:Elecciones directas en Panamá tras 16 años de régimen militar / y 3

El general Noriega garantiza que los militares volverán a los cuarteles "para seguir trabajando"

Antonio Caño

En el poblado de Soloy, próximo a la frontera con Costa Rica, en medio de las montañas de la región del Chiriqui, rodeado de indios guaymíes, el comandante jefe de las fuerzas de defensa panameñas, general Manuel Antonio Noriega, de 44 años de edad, asegura, concluida ya la campaña electoral, que no se siente presionado por Estados Unidos y que las recientes resoluciones del Congreso norteamericano advirtiendo contra la eventualidad de un golpe de Estado en Panamá "no nos importan".Noriega acaba de prometer una región autónoma a los guaymíes, acaba de escuchar las quejas de los caciques indígenas porque "la Guardia Nacional está deseando pisotear la bandera de Torrijos", cuando garantiza ante cuatro periodistas extranjeros que "el día 11 de octubre (fecha en la que se entregará el poder al vencedor de las elecciones de mañana) volvetemos a los cuarteles para seguir trabajando". "Se acabó. El 11 de octubre diremos hola y adiós".

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En vísperas de conocer el nom bre libremente elegido por los pa nameños para presidir la República en los próximos cinco años, sigue todavía latente la amenaza de que los militares no aceptarían la victoria del candidato opositor, Arnulfo Arias, al que ya derrocaron anteriormente en tres ocasiones.

Fuentes norteamericanas en Panamá aseguran que el presidente, Ronald Reagan ha hecho llegar hasta el Noriega "el desagrado" que le produciría una intervención de las fuerzas armadas panameñas en el proceso electoral.

Las mismas Itientes afirman que Estados Unidos se vería "muy contrariado" por la apertura de un nuevo foco de conflicto, en Centroamérica. Hasta ahora, Washington se ha declarado neutral en unas elecciones en las que los dos candidatos con posibilidades de victoria se confiesan buenos amigos de Estados Unidos, defienden una economía de mercado y critican los regímenes de Cuba y Nicaragua.

El general Noriega niega que haya recibido una carta de Reagan e insiste en que no le importa lo que diga el Congreso de Estados Unidos "mientras no lo diga la Administración".

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Noriega considera que "Panamá es uno de los mejores amigos de Estados Unidos". "Trabajamos por Estados Unidos, somos socios de Estados Unidos en el canal, pero no estamos de acuerdo con los políticos de oposición que quieren meterse en la camisa de Estados Unidos".

Hostilidad hacia Arias

La hostilidad entre Arnulfo Arias y la Guardia Nacional es ancestral y notoria. Noriega prefiere reservarse su opinión sobre el candidato opositor y asegura que no tiene inconveniente en conversar con él si es elegido para la presidencia, pero no antes. Afirma tajantemente que "no estamos apoyando a ningún partido" y que "la misión prioritaria de las fuerzas de defensa en esta campaña electoral ha sido mantener la seguridad".

"Ganaremos nosotros"

Mucho menos diplomático, el capitán que acompaña al general Manuel Antonio Noriega en su gira por la región indígena proclama que "en estas elecciones vamos a ganar nosotros con Nicky (Nicolás Ardito Bardetta, candidato oficialista)".

El último tema de enfrentamiento entre Arias y la Guardia Nacional ha sido la promulgación de la ley 20, que concede a las fuerzas de defensa el control de servicios, como la policía y la inmigración, que en otros países democráticos están en manos civiles.

El candidato de la oposición pretende la derogación de esta ley, pero Noriega estima que "fue hecha por el poder legislativo, y sería el poder legislativo el que tendría que derogarla". La oposición acusa al jefe de las fuerzas armadas de participar en el tráfico de droga y en el contrabando de armas, utilizando como intermediario a su asesor más directo, el antiguo jefe de los servicios secretos israelíes, Mike Harari.

Sus propios oficiales reconocen que Noriega, al que los restos de la viruela le dan una imagen dura, "era antes un militar al que el pueblo tenía un poco de temor, porque era jefe del servicio, de inteligencia, pero hoy la gente ha visto que es cordial y muy humano".

Manuel Antonio Noriega es el comandante más firmemente instalado al frente de la Guardia Nacional desde la desaparición de Torrijos y tiene la intención de mantenerse en su puesto hasta cumplir la edad de retiro, dentro de tres años.

Noriega defiende la necesidad de "mantener los logros de Torrijos" y cree que el partido que mejor los defenderá es "el partido de las fuerzas de defensa, que es el que mejor los conoce".

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