Eficacia y brillantez en el Encuentro Nacional de Polifonía
Entre él miércoles y el domingo de la pasada semana se desarrollaron en Cuenca los actos del V Encuentro Nacional Juvenil de Polifonía, organizados por el Instituto de la Juventud del Ministerio de Cultura, con la colaboración de diversas entidades conquenses y dirección técnica de López de Osaba. En estas jornadas, que incluyeron cursillos a cargo de los profesores Vega, Calvillo y Padin, convergieron las labores de más de 11.000 jóvenes que practican el canto coral agrupados en más de 200 coros repartidos por el Estado, de los cuales han acudido seis a este Encuentro: Coral Oida, de Gerona (dirigida por David Sunyer); Coro Universitario de León (Samuel Rubio); Coral Samaniego, de Vitoria (Antón Lete); Coro Barroco Gaudeamus, de Madrid (Justino García del Vello); Coro Oinarri, de Rentería (Jon Bagues y Jon Etxabe), y Coro Polifónico Universitario, de La Laguna, de Tenerife (Carmen Cruz Simó).Estos coros actuaron durante las tres primeras jornadas interpretando un repertorio con base en los períodos renacentista y barroco, con incursiones en la canción tradicional e interesantes muestras de música de nuestro siglo.
El sábado, la Joven Orquesta Sinfónica de Londres, alcanzó un clamoroso triunfo con la interpretación de la Quinta Sinfonía, de Mahler, y el Aleluya, de El Mesias, en colaboración con las corales de Rentería y La Laguna.
Fuimos testigos de la jornada de clausura en la abarrotada antigua iglesia de San Pablo, y en un ambiente magnífico de convivencia, contrastes y general bienhacer. Cada uno de los coros participantes en el Encuentro interpretó una página de su repertorio, para situarse después en el fondo del estrado e ir formando el gigantesco coro, suma de todos ellos, que iba a proceder al final al estreno absoluto de Dona nobis pacem, una breve cantata original de Cristóbal Halffter y escrita por encargo para esta culminación del Encuentro.
Halffter dirigió con absoluta eficacia a las más de 300 voces y al grupo de metales de la Orquesta Sinfónica de RTVE, más dos juegos de timbales. El éxito enorme justificó la repetición de la interpretación.
Dona nobis pacem es la obra de un maestro que, sujeto a concretos y fuertes condicionamientos, escribe una obra de llana elementalidad sin dejar de hacer música propia, con sitio en su catálogo. No cabe mayor eficacia y fuerza comunicativa a partir de esta obligada sencillez. La escritura coral es fácil y gozosamente abordable por los cantores; la habilidad para que los instrumentos proporcionen referencias que aseguren la afinación de las voces es evidente; el diálogo entre los grupos vocal e instrumental resulta tenso y expresivo. Belleza, eficacia y brillantez, tanto en la partitura como en la interpretación, supusieron un broche magnífico para este V Encuentro.
