Los toreros voluntariosos

Llegaron los toreros voluntariosos. Bien venidos sean, porque de todo tiene que haber en el toreo y dan regularidad a la fiesta Entre los toreros voluntariosos había uno lidiador, Luis Francisco Esplá, pero éste es del norte (para la orientación sevillana, Alicante es el norte; véanse, si no, la brújula, y mapas de carreteras).Los toreros voluntariosos hicieron cuanto cabía hacer con el genio y la mansedumbre de los toros de Barral. Tenía mucho mérito, por supuesto.. Lo que pasaba era que, a veces, la gente se sorprendía encandilada, recordando el arte que hubo el lunes en la Maestranza, por gracia del faraón de Camas.

Pero eso les ocurrió a los que estuvieron el lunes. El martes, festivo y con toreros voluntariosos en el cartel, la plaza se acabó de llenar con otro tipo de público, al que agradan más que ninguno los toreros trabajadores. Y era la fiesta del Trabajo. Tal como correspondía, vimos trabajar a destajo.

Esplá dio otra versión más acorde con la fiesta, y lidiaba. Lo mismo le habría dado ponerse a cavar una zanja. Buena parte del nuevo público no había acudido a calibrar las exquisiteces de la preceptiva taurina. En banderillas le aplaudieron con más ánimo, principalmente en el par a topa carnero y en el de frente, que prendió con emoción y seguridad al cuarto manso de la tarde. Sus restantes aportaciones, incluída la torerísima forma de poner en suerte los toros, unas verónicas de manos bajas, una larga afarolada, puede anotarlas en los márgenes de su libro de horas.

El primer toro fue un galán de bellísima estampa, gran trapío alto, y enmorrillado, cornalón y astifino; el más hermoso toro que ha salido hasta ahora en la feria Tenía genio y Esplá lo muleteó aguantando mucho, ciñendo las embestidas. Al cuarto, colorao y amoruchado, que escapaba del engaño, lo enceló con valor, re poso y buena técnica. Ni se inmutaba cuando el toro se paraba en el centro de la suerte para mirarle de, cerca los bordados del chaleco. Sin embargo, la faena se seguía en los tendidos con la más absoluta frialdad. Mató mal Esplá y tampoco pareció importarle a nadie. Estos chicos del norte, ya se sabe.

El segundo resultó ser el único toro potable de la tarde y Tomás Campuzano lo toreó bien sobre ambas manos. Si no hubiera metido tanto el pico, aún le habría toreado mejor. Continuamente hacía con el estoquillador y la línea natural del toro lo que en jerga llaman "la uve", pero como mandaba y templaba -mandaba sobre todo; manda mucho Campuzano en su toreo- la faena resultó lucida. El quinto salió también moruchón, y aunque quería enseñarle a embestir marcando mucho el viaje, no obtuvo resultado positivo alguno, pues el morucho era negado para la tauromaquia.

Otro toro que escapaba de la muleta, el tercero, Espartaco lo toreó sin temple y luego, en terreno de toriles, a donde permitió que se le fuera el Barral, le pasaba a favor de la querencia de las tablas. En el sexto, áspero y violento, aguantó las tarascadas con mucho valor, sin poderse acoplar tampoco.

A todos les agradeció el público el valor y, principalmente, el laboral denuedo que aportaron a la fiesta. Con semejante ganado, tan cargado de problemas, tampoco se les podía pedir más. Y con lo fresquita que se puso la tarde. Con la arboladura del primer toro, percales y franelas ondeando al viento, el albero embarrado, los nubarrones apiñando su negrura sobre la Maestranza, la Giralda vestida de gris plomizo y los toreros voluntariosos, parecía la feria de Bilbao.

Vuelve Curro

Hay enorme expectación en Sevilla por el festejo de esta tarde, pues vuelve Curro Romero, después de su magnífica actuación el pasado lunes. Al cartel de hoy le llaman "la corrida del arte", ya que junto a Curro harán el paseíllo otro artista -Curro Vázquez- y Manzanares, al que apodan "el fino torero alicantino" (alicantino, como Esplá). Debuta como ganadero en la Maestranza Santiago Martín El Viti, que ayer ocupaba una barrera y hoy presenciará el juego de sus toros.