La política económica persigue una mejora de la calidad de vida
El segundo plan quinquenal, 1985-1989, que recogerá las decisiones del quinto congreso del FLN pasado en materia económica, ya estará listo para noviembre. En él se consagran algunos objetivos básicos de la Argelia actual: énfasis en la agricultura, que se convirtió en el gran fracaso del bumedianismo, con aspiración de lograr la autosuficiencia alimentaría, descentralización industrial y regreso a la pequeña y mediana empresa, y mayor atención a la construcción de viviendas y satisfacción de las necesidades materiales del individuo para lograr una vida mejor, que era el lema del plan quinquenal 1980-1984 y que ha tenido que esperar otro plan quinquenal más para ser el verdadero leit motiv de la estrategia económica.A principios de marzo pasado, y al clausurar la Conferencia Nacional sobre Desarrollo, el presidente Benyedid sentó las pautas para el logro de esos objetivos: "Contar con nosotros mismos, confiar en los cuadros argelinos y recurrir lo menos posible a las empresas extranjeras para la realización de nuestros proyectos, así como restringir la importación de tecnologías extranjeras complejas". "Las empresas nacionales", dijo el presidente, "deben ser favorecidas incluso si sus precios son un 50% superiores a los de las empresas extranjeras".
El Gobierno argelino ha realizado y realiza aún un gran esfuerzo por crear en las zonas rurales el atractivo necesario para estimular el retorno de los miles de fellahs que abandonaron el campo cuando la revolución agraria rompió los esquemas tradicionales de producción y comercialización, y terminó en el fracaso agrícola ya conocido.
Cientos de miles de fellahs -200.000 tan sólo en Árgel- vinieron. a engrosar las bidonvilles (barrios de chabolas) de la capital y otras ciudades. El Gobierno, mediante la persuasión, primero, o la compulsión, en último caso, les devuelve a sus lugares de origen.
Desde agosto de 1982, una ley relativa a la inversión económica privada nacional sirve de marco legal para establecer al sector privado en la economía nacional.
Las rentas energéticas
Los criterios básicos de la autorización de la inversión privada son su capacidad de crear empleo, y la descentralización de las industrias o fábricas. Puntúa el que la producción en cuestión esté destinada a la exportación. En 1980 se calcula que 700.000 personas, de una población activa total estimada en cuatro millones, trabajan en el sector privado.Los sectores a los cuales el Gobierno orienta al sector privado son la construcción, la agricultura y la cría de ganado, la industria textil y de calzado y la actividad comercial y los servicios. La industria pesada sigue siendo el sector que el Estado se reserva.
En todo ese panorama relativamente positivo se encuentran, sin embargo, los problemas que confronta Argelia debido a la disminución de las rentas por las ventas de petróleo, sus dificultades para la evacuación del gas, principalmente con España y Estados Unidos, y, sobre todo, las enormes incomodidades que ocasiona a la vida diaria del ama de casa el monopolio estatal sobre la distribución y comercialización.
A pesar de sus posibilidades económicas, Argelia tiene aún, según estimaciones privadas, a un 20% o 25% de su población laboral en paro, aunque la presión del desempleo no se siente tanto como en otros países mogrebíes debido a la tradicionalmente fuerte emigración del trabajador argelino a Europa, y principalmente a Francia.
La economía familiar se resiente de los precios de los artículos de consumo y, aunque el Estado subvenciona a los productos básicos de consumo, que distribuye a través de los supermercados estatales (suks el fellahs), éstos son insuficientes.
En cualquier caso, y aunque los precios en los suks el fellahs son a veces hasta un 50% inferiores que en el sector privado, un kilo de sardinas cuesta 14 dinares (400 pesetas); un kilo de carne de cordero, 800 pesetas; la carne roja, de 1.000 a 1.200 pesetas; las patatas, casi 400 pesetas; un kilo de zanahorias, 100 pesetas; uno, de cebollas, 250 pesetas; de naranjas, 200 pesetas, y por el estilo.
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