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Estados Unidos propondrá en la Conferencia de Desarme de Ginebra un tratado para prohibir las armas químicas

Estados Unidos propondrá en la Conferencia de Desarme de Ginebra la negociación de un tratado para prohibir "la producción, posesión y utilización de las armas químicas" a escala mundial, declaró el presidente norteamericano, Ronald Reagan, en el curso de una conferencia de prensa celebrada el pasado miércoles en la Casa Blanca. Hoy, Reagan pronunciará un importante discurso sobre política exterior, en la Universidad de Georgetown, en Washington.

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Con la oferta -dirigida fundamentalmente a la Unión Soviética- de discutir sobre la prohibición de armas químicas, Reagan pretende dar un aire pacifista a su Administración -en un momento de campaña electoral en EE UU- al tiempo que da satisfacción al Congreso, en cuyo foro se han votado varias resoluciones contra la fabricación de este tipo de armas. Reagan enviará, dentro de dos semanas a Ginebra, al vicepresidente George Bush para presentar la nueva oferta.Reagan acusó a los soviéticos de utilizar diversos tipos de armas químicas, lluvia ácida, gas de mostaza y gas nervioso, en varias áreas del mundo, particularmente en Afganistán y Camboya. Reservándose la posibilidad de que EE UU fabrique armas químicas con carácter disuasorio, el presidente norteamericano invitó a Moscú a caminar hacia un compromiso para eliminar las armas químicas que poseen las dos superpotencias dentro de la amplia variedad de armamento, convencional y nuclear, de que ya disponen las dos superpotencias.

El presidente norteamericano lamentó que los soviéticos no hayan decidido todavía regresar a la mesa de negociaciones, en Ginebra, para deliberar sobre reducción y control de armas nucleares de medio alcance (INF, euromisiles) y sobre reducción de armas nucleares estratégicas (START). Sin embargo, mostró su satisfacción por la reanudación, en Viena, de las negociaciones entre la OTAN y el Pacto de Varsovia para una reducción de fuerzas convencionales en Centroeuropa.

Nuevas señales a Moscú

Con la oferta de dialogar con Moscú en materia de armamento químico, la Administración Reagan parece dispuesta a enviar nuevas señales en pro de una distensión entre Washington y Moscú.Es probable que la próxima estancia de George Bush en Ginebra sirva de foro para un acercamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética, antes del viaje que realizará Reagan a China, a finales de este mes, donde firmará importantes acuerdos de cooperación nuclear con los dirigentes de Pekín.

Aunque los canales de negociación de armas nucleares estén actualmente obstruidos, norteamericanos y soviéticos continúan progresando con posibilidades de nuevos acuerdos en materia cultural y consular. Ayer se supo que, en el curso de esta semana, ambos países han mantenido conversaciones sobre todos los aspectos de sus relaciones y, concretamente, sobre los dos citados. En este contexto se insertan las entrevistas del secretario de Estado, George Shultz, con el embajador soviético en Washington, Anatoly Dobrynin, y la del embajador norteamericano en Moscú, Arthur Hartmann, con el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko. Ambas potencias llevan a cabo en estos momentos maniobras aero-navales en varias zonas del mundo.

Reagan restó importancia a los ejercicios que los soviéticos desarrollan al norte de Noruega, que calificó de rutinarios.

Respecto a la situación en Centroamérica, el presidente Reagan negó que la ayuda de Estados Unidos a la guerrilla contra Nicaragua tenga como fin el derrocamiento del Gobierno sandinista de Managua. Insistió en la "necesidad de cortar la ayuda que proporciona Nicaragua a la guerrilla salvadoreña" y calificó de normales las maniobras norteamericanas que actualmente se llevan a cabo en Honduras.

El presidente se abstuvo de aclarar si utilizaría o no su facultad de veto, en caso de que el Congreso norteamericano prohibiera la continuidad de ayuda económica y militar, en caso de golpe de Estado militar en El Salvador.

Reagan no consideró como una pérdida de prestigio y credibilidad la operación de retirada de los marines de Líbano y tampoco valoró como un obstáculo para la paz en Oriente Próximo las posiciones de Hussein de Jordania en contra de una negociación global para resolver el conflicto árabe-Israelí.

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