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Mitterrand advierte a sus aliados comunistas que no cederá a las presiones para abandonar la reconversión industrial

El presidente François Mitterrand defendió ayer la necesidad de modernizar la industria francesa y advirtió a sus aliados comunistas que no cederá a las presiones para que el Gobierno abandone el plan de reconversión siderúrgica, lo que hace aún más difícil el mantenimiento de estos últimos en el Ejecutivo.

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El presidente francés aseguró, en la tercera y más importante conferencia de prensa celebrada desde su acceso al poder en 1981, que es "impensable" suponer que Francia participa en las acciones de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) en el País Vasco francés.Preguntado sobre la eventual relación de policías españoles o franceses con las actividades de los GAL, tal como dan a entender algunas informaciones de ambos países, Mitterrand afirmó: "si oigo decir que un policía francés ha participado, yo actuaré. Pero hay que demostrar que es cierto". El presidente aseguró que, sobre este tema, existe "una concertación con el Gobierno español" y concluyó reiterando categóricamente que "hay que excluir que Francia esté implicada en tareas asesinas, calificadas de supuesta legítima defensa".

Al mismo tiempo que Mitterrand hablaba ante unos 400 periodistas, una huelga general en Lorena aisló totalmente del mundo a esta región siderúrgica afectada más que ninguna otra por las reestructuraciones del sector. El presidente francés, por primera vez en la historia de la V República celebró una conferencia de prensa fuera del palacio del Elíseo, en un salón de actos de las inmediaciones del mismo.

El futuro, en juego

Todos los trabajadores de la siderurgia de Lorena, respaldados por la población, declararon muerta la región durante el día de ayer sin trenes, ni aviones, ni teléfono ni tiendas, ni ningún signo de vida laboral, También se registraron en esa región enfrentamientos entre la policía y grupos de manifestantes. En medio de ese clima, Mitterrand quiso explicar a los franceses en qué consiste su política industrial, radicalmente diferente de la que había ofrecido cuando era candidato a la presidencia.François Mitterrand aseguró que el futuro de Francia es la modernización de su industria y la formación de hombres y mujeres" para la tercera revolución industrial, y advirtió que "o encaramos esto, y entonces garantizaremos nuestra independencia y nuestra prosperidad, o vamos hacia el declive". Mitterrand se dirigió a los trabajadores de la siderurgia en huelga que hace tres días se enteraron de los planes gubernamentales, que suponen la supresión de 30.000 puestos de trabajo, pero también habló a los mineros y a los trabajadores de los astilleros, y en definitiva a los 200.000 hombres y mujeres afectados por la reconversión industrial.

La confirmación de Mitterrand de llevar a cabo sus planes de modernización industrial mantiene con la guardia alta al aliado gubernamental de los socialistas, el partido comunista, a pesar de que el presidente francés dijo que los efectos negativos de la reconversión serían mitigados por jubilaciones anticipadas y creación de nuevas industrias.

Mitterrand respondió no a todas las peticiones que el lunes le había hecho el líder comunista, Georges Marchais. Dijo no a otra política económica basada en el crecimiento "porque para repartir y para invertir dinero hay que ganarlo de antemano, y las empresas tienen que obtener beneficios", dijo no también a la revisión del plan de reconversión siderúrgica, calificado de trágico por Marchais.

Mitterrand, en un intento de evitar a toda costa la salida de los comunistas del Gobierno, afirmó que "no he cambiado de política respecto a 1981; los objetivos son los mismos, pero las dificultades son diferentes". Para algunos comentaristas, que consideran que, a pesar de las palabras de Mitterrand, su política, tanto interior como exterior, es contraria a lo prometido en 1981, se hace incomprensible que, en estas condiciones, los comunistas puedan seguir en el Gobierno.

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