Detenido y expulsado de Honduras el general en jefe de las fuerzas armadas
El general en jefe de las fuerzas armadas de Honduras, general Gustavo Alvarez Martínez, fue detenido a primeras horas de ayer en su domicilio y obligado a presentar la dimisión. Se asegura que será extrañado del país, probablemente rumbo a Estados Unidos. Otros dos generales y un coronel que le seguían en el escalafón han tenido que pedir el retiro.
Aunque las noticias procedentes de Tegucigalpa son confusas, políticos hondureños manifestaron ayer por teléfono que este golpe en el seno del Ejército es obra de los mandos intermedios, disconformes con la política belicista llevada a cabo por el general Álvarez.El presidente hondureño, Roberto Suazo Córdova, hizo público en la tarde de ayer un manifiesto por el que asumía la jefatura de las fuerzas armadas, de acuerdo a lo que establece la Constitución de su país.
El Congreso hondureño dispone de 15 días para nombrar nuevo general en jefe, dentro de una terna propuesta por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, organismo del que forman parte los jefes de las tres armas, de las escuelas militares y de las distintas comandancias.
El general José Abdanengo, jefe del Estado Mayor Conjunto, tenía que haber asumido provisionalmente el máximo cargo militar, pero fue uno de los jefes depurados, al igual que el general Daniel Bali Castillo, titular de las fuerzas de seguridad, y el general Humberto Montoya, comandante de la Marina.
No se ha delimitado todavía el papel jugado en la conspiración por la Fuerza Aérea, la más avanzada con que cuenta el aparato militar hondureño. Varios aviones sobrevolaron la capital en el curso del día.
Durante la última semana se habían registrado ya leves indicios de malestar en el seno del Ejército, pero los hechos que ocurrieron ayer tomaron por sorpresa a la opinión pública.
Desde su ascenso a la jefatura de las fuerzas armadas, en enero de 1982, el general Álvarez había constituido una especie de gobierno paralelo, que, al margen de las autoridades civiles, dictaba la política en tres campos sumamente sensibles: exterior, defensa y seguridad interna.
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Álvarez había terminado por imponer sus criterios al presidente
Viene de primera páginaEn opinión de varios diputados del partido Liberal, en el General Álvarez terminó por imponer sus puntos de vista al presidente Suazo Córdova, convertido en una especie de títere en sus manos. La gota de agua que colmó el vaso ha sido la Ley de las Fuerzas Armadas, que empezó a discutirse en el Congreso la semana pasada. El anteproyecto de Ley fue elaborado por el alto mando castrense y colocaba virtualmente al Ejército al margen del Ejecutivo.
Álvarez, que cursó estudios militares en Argentina, había establecido un férreo control sobre el alto mando. A los pocos meses de su nombramiento llevó a cabo una primera depuración destituyendo a dos coroneles, uno de los cuales le acusaría luego de ser un maníaco anticomunista.
Desde hace varios meses era perceptible el creciente descontento entre los oficiales jóvenes, ya que a su juicio se estaba rompiendo la tradición de un ejército neutral y apolítico para convertirlo en una fuerza de marcada ideología anticomunista, al servicio de las clases dominantes.
La colaboración prestada a los militares salvadoreños en su lucha contra la guerrilla fue duramente censurada en el seno de los cuarteles hondureños. En vísperas de las elecciones salvadoreñas, varios batallones de Honduras fueron desplazados a la frontera coincidiendo con grandes operaciones militares desarrolladas al norte del territorio salvadoreño para expulsar a las fuerzas guerrilleras.
De la mano de Alvarez, las Fuerzas Armadas de Honduras establecieron una estrecha relación con el Pentágono, hasta el punto de convertir a su país en un virtual portaviones norteamericano para los proyectos militares de Washington en Centroamérica. Precisamente hoy deben iniciarse las nuevas maniobras conjuntas hondureño-estadounidenses. Cerca de 1.700 militares de EE UU permanecen en Honduras de forma casi permanente.
La nueva situación creada tras la reestructuración militar de ayer ha sido calificada en términos generalmente positivos. Un dirigente de la oposición moderada mostró su confianza en que el país abandone su política de enfrentamiento con Nicaragua para ajustarse mejor al proyecto de paz del grupo Contadora.
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