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Cinco largos años de 'cumbre' en 'cumbre'

Andrés Ortega

A. O.,Fue en julio de 1983 cuando, en la cumbre de Stuttgart de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Económica Europea, los diez decidieron ligar todos los problemas pendientes de la reforma interna de la CEE. Durante cinco largos años habían estado arrastrándose, sin solución, huyendo la Comunidad hacia adelante.El nudo se había atado en noviembre de 1978, cuando el entonces primer ministro británico, lames Callaghan, avisó de la "rebelión de sus contribuyentes", volviendo al tema de que el Reino Unido pagaba mucho más al presupuesto de la CEE de lo que recibía de él. La historia va más atrás incluso, y es una historia de crecimiento y ampliación de la CEE. El Reino Unido ingresó el 1 de enero de 1973. El 1 de abril de 1974 pedía la renegociación del tratado de adhesión. En 1975 logró la instauración de un mecanismo corrector de su contribución, midiéndola por el déficit de la balanza de pagos británica.

Cuando en 1918 vuelve el tema sobre la mesa, el petróleo del mar del Norte ha permitido ya al Reino Unido restablecer su balanza comercial. La gran crisis se dispararla en la cumbre de Dublín de 1979. La CEE había entrado en la liarga era de Margaret Thatcher, quien en la capital irlandesa lanzó su famoso grito: "l want my money back!" ("Quiero que me devuelvan mi dinero").

Dublín es un fracaso total. Pero los franceses comienzan a aceptar el principio de una cierta compensación al Reino Unido, que los alemanes occidentales acogen cori mayor satisfacción, por su caso similar. La cumbre del 28 de abril de 1980 en Luxemburgo bloquea aún más a la CEE. Giscard d'Estaing, entonces presidente francés, decide pasar el informe británico a los ministros de Asuntos Exteriores. El 30 de mayo de ese año Londres gana su primera batalla. Recibe un cheque de 1. 175 millones de ECU (unidad de cuenta europea, equivalente a 129,245 pesetas) para 1980, equivalente a las dos terceras partes de su contribución y a 1.410 millones de ECU para 1981.

Nuevas políticas

Es en esta ocasión cuando la Comisión Europea recibe el famoso mandato del 30 de mayo para proponer modificaciones estructurales de la CEE. Un año después llegarían las propuestas de la Comisión para reformar la política agrícola común (PAC), resolver temporalmente el problema británico y desarrollar nuevas políticas comunitarias.

El mandato no progresaría, pero en 1982 Londres recibiría un cheque de 1.709 millones de ECU. Entre tanto, los problemas de la PAC se habían agravado. Sus gastos comenzaban a ser excesivos. De la cumbre de Bruselas de marzo de 1983 mejor no hablar. Todos tenían prisa por marcharse. En junio de 1983, en Stuttgart, los diez se ponen de acuerdo en que es necesario resolver todo a la vez -incluida la ampliación a España y Portugal- en un solo paquete. De Stuttgart sólo sale alguien con algo: Margaret Thatcher, con un cheque de 750 millones de ECU. Aún no lo ha cobrado, pues el Parlamento Europeo, además de Francia e Italia, lo ha bloqueado hasta ver el resultado del paquete.

La cumbre que se cierra el 6 de diciembre en Atenas es un total fracaso, tanto que los diez deciden separarse sin una sola línea de comunicado final. Los grandes consejos de ministros quedan atrás. Francia, ahora con las riendas de la presidencia de la CEE, prefiere obras con más discreción. Pero unos días antes del fracaso de Atenas la Comisión Europea, por primera vez, había anunciado el retraso de algunos pagos agrícolas.

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