Los adolescentes bailes de moda
Una de las principales ventajas de la música adolescente es su obviedad. Se ve, se escucha y se entiende de inmediato todo lo que pasa. Sus claves son siempre manifiestas y casi siempre divertidas y bailables. Éste es el caso de Depeche Mode cuya traducción aproximada vendría a ser Moda Rápida: un cuarteto de jóvenes músicos de Essex que hacen ritmos de baile para pasar el rato con la ayuda de tres sintetizadores.Para evitar posibles complicaciones los de la moda rápida se trajeron parte de los deberes hechos en casa. Todas las bases rítmicas estaban pregrabadas. Una medida económica que asegura con garantías la eficacia de un buen sonido. Si añadimos una imagen cuidada a un puñado de temas pegadizos, con tres o cuatro canciones originales, el éxito puede cantarse a golpe de cadera. Y algunas de las composiciones de Depeche Mode, como Just can't get enough, Dreaming of me, o Seeyou, poseen el veneno suficiente como para arrebatar de Cioruchis danzantes las pistas de cualquier discoteca.
Depeche Mode
Concierto pop. Escuela de Ingenieros de Caminos. Madrid, 10 de marzo.
En directo, los chicos de Depeche Mode tenían una presencia admirable. Su cantante, Dave Graham, era realmente atractivo. Un buen físico, ropa bonita y una voz cascada en la más pura tradición del pop británico. Un toque de romanticismo pulcro y unas maneras de bailarín arrogante dotaban al joven Dave del encanto necesario para colmar las expectativas de toda una legión de engalanadas señoritas de buena familia.
El concierto se realizó, como en los buenos tiempos, aprovechando las instalaciones culturales del recinto universitario. Llegar hasta el salon de actos de la Escuela de Ingenieros de Caminos, en una noche de frio espantoso, fue un peregrinaje digno de los fans más abnegados.
La sala, diseñada para otras solemnidades, no era el espacio más apropiado para los esparcimientos corporales.
El local estaba lleno a rebosar. Gentes educadas, entre las que figuraban casos aislados de bebedores primerizos y colosales, que se divertieron con un espectáculo limpio y cercano. Y además, siempre es grato salir de un concierto con el tarareo de alguna canción ilusionada colgando de los labios. Dónde aparcar la cabeza es ya otra cosa que nada tiene que ver con el baile.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.