El anuncio oficial del Gobierno de Beirut sobre la revocación provoca divisiones en las fuerzas cristianas
Líbano anunció ayer oficialmente la anulación del acuerdo israelo-libanés sobre retirada de fuerzas extranjeras suscrito hace 10 meses por ambos países con el patrocinio de Estados Unidos. La decisión fue adoptada en un Consejo de Ministros extraordinario reunido en el palacio presidencial de Baabda. Las Fuerzas Libanesas (milicias cristianas unficadas) han manifestado su "rechazo de la decisión de sumisión, impuesta por la ofensiva siria al pueblo libanés libre, que obliga al Estado a abrogar el acuerdo del 17 de mayo", aunque un grupo integrado en ellas, la Falange de Pierre Gamyel, asegura que sostendrá la política presidencial.
Como acordaron la semana pasada en Damasco los jefes de Estado de Líbano y Siria, Amín Gemayel y Hafez el Asad, el Gobierno de Beirut anuló un tratado que el presidente libanés nunca llegó a ratificar, pero que el régimen baasista sirio consideraba peligroso para su seguridad, porque preveía concesiones libanesas en materia de soberanía a cambio de una retirada del Ejército israelí del sur del país ocupado.Gemayel cumplió su promesa, y Asad se encargó, por su parte, el pasado fin de semana, de convencer en su palacio de Damasco a los jefes de las poderosas milicias drusa y chiita, Walid Jumblat y Nabih Berri, respectivamente, de que aplicasen un estricto alto el fuego y aceptasen viajar a Suiza en los próximos días para asistir a la segunda fase del Congreso de Reconciliación Nacional libanesa, convocado para el lunes 12 de marzo.
Asad, según una fuente diplomática, no tenía especial interés en que el poder cristiano libanés anulase solemnemente el acuerdo, y le hubiese bastado con que anunciase su intención de llegar a otros arreglos de seguridad con el Estado hebreo, pero los responsables de la oposición insistieron en que, por lo menos, su reivindicación de anulación formal fuese cumplida a rajatabla, lo que Gemayel estaba, de todas formas, dispuesto a hacer. A cambio de eso, Berri y Jumblat acudirán a Lausana.
Los cristianos han reaccionado de diferente forma a esta decisión gubernamental. Las Fuerzas Libanesas han manifestado que rechazan taxativamente "la sumisión impuesta por la ofensiva siria al pueblo libanés libre", y reiteran que "resistirán a todas las opciones sirias que sean dictadas al Estado libanés", pero el Partido Falangista, integrado en ellas, "ha renovado su confianza absoluta en el presidente de la República". Los falangistas, dirigidos por el padre de Gemayel, apoyarán al presidente "en todas las acciones que emprenda para encontrar soluciones a la crisis libanesa".
El comunicado publicado al término del Consejo de Ministros celebrado en el palacio presidencial de Baabda y presidido por el primer ministro Chafic Wazan, que ha retirado provisionalmente su dimisión para poder asegurar el interinato de Gemayel cuando éste se desplace a Suiza, deja la puerta abierta a una negociación ulterior con el Gabinete israelí al recalcar que "el Gobierno libanés tomará las medidas necesarias para ( ... ) impedir infiltraciones en la frontera sur", por donde Israel teme que intenten penetrar en Galilea comandos palestinos.
El tratado suscrito el pasado mes de mayo por Beirut y Tel Aviv, bajo los auspicios de Washington, suponía el fin del estado de guerra entre Líbano e Israel, creaba una zona de seguridad en el sur del país y marcaba un calendario de retirada de fuerzas israelíes.
"La paz ha estallado", comentaban aliviados numerosos beirutíes, que por primera vez desde hace un mes pudieron dormir la noche del domingo al lunes en sus camas, y no en sótanos. En los barrios cercanos a la línea de demarcación que separa a los sectores musulmán y cristiano de la capital resurgía una tímida animación callejera. Otro síntoma inequívoco de la restauración de una paz precaria: la libra libanesa se disparaba frente al dólar.
Para aquellos ciudadanos que aún dudaban en salir a las calles, Marwan Harnade, un colaborador de Jumblat recién llegado de Damasco, aseguraba en tono apaciguador que "todos los grupos integrantes de la oposición respetarán escrupulosamente el alto el fuego, que intentarán generalizar y consolidar", y el comité militar cuatripartito encargado de vigilar la tregua de septiembre se reunirá en las próximas horas.
Un soldado francés de origen español, Francisco Sánchez, fue ayer de madrugada una de las últimas víctimas mortales de un alto el fuego que no acababa de consolidarse.
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