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Una supuesta encuesta

Exhibition.Director y guionista: Jean-François Davy. Intérprete: Claudine Beccarie.

Estreno en Sala X (Magallanes, 1, Madrid).

Todas las películas, en mayor o menor medida, hablan de sí mismas, del proyecto que eran y de la realidad en que se han convertido, de los supuestos teórico-artísticos en que se basa el trabajo de quienes intervienen en ellas. En algunas ocasiones, muy pocas, esta reflexión pasa a un primer plano. Eso es lo que se hace en Exhibition, título mítico dentro del cine porno, pretendiendo constituirse en una encuesta y comentario sobre el género, es decir redimiendo, -porque de eso se trata- su destino de filme erótico a fuerza de hablar de erotismo.

Exhibition tiene como protagonista a Claudine Beccarie, estrella francesa del porno duro. Es ella quien filosofa acerca del sexo y su representación casi siempre a partir de preguntas del director. Su discurso es aparentemente agresivo -"son filmes para desequilibrados, gente que no sabe lo que es el amor"-, repleto de comprobaciones morales a las que se da una connotación negativa -"las situaciones orgiásticas son perversas porque la gente se mete en ellas para hacer cosas que no se atreve a realizar con su esposa"- y tiene por objeto hacer elogio de un ideal -"la bisexualidad es la situación perfecta, libre"-.

El ataque que se hace contra el espectador clásico del cine porno pierde buena parte de su virulencia cuando se piensa que Exhibition es algo así como el arte y ensayo del género y que su público -en Francia mucho más amplio de lo habitual- puede considerarse como ajeno al gueto pornográfico. Si hay espíritu crítico, eso se debe a la violación que se hace de la norma que exige la virginidad del objetivo, que nunca debiera ser interpelado por los actores. En fin, que en la ficción -y en la pornográfica más aún que en las otras- el voyeur no debe tener consciencia de serlo ni sentirse descubierto.

Para ser un filme sincero, Exhibition más que, preguntarse sobre su público, sus técnicas y los sentimientos de los actores cuando practican su gimnasia erótica, tendría que interrogarse en tanto que filme encuesta, saber a dónde quiere ir, plantearse de verdad algunas de las respuestas de los pornoadictos que muestra, personas sensatas que tienen clarísimo que la función de un espectáculo de este tipo es estimular sexualmente -objetivo que no consideran "bajo o degradante"- o que afirman que el cine pornográfico ha suplido con ventaja la educación sexual de la que carecían, llenando así un vacío vital y pedagógico.

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