Los ciudadanos de la Union Soviética votaron ayer listas únicas para elegir a los 1.500 miembros del Soviet Supremo
Los ciudadanos soviéticos acudieron ayer disciplinadamente a las urnas, abiertas desde las seis de la madrugada hasta las, doce de la noche, para mostrar su adhesión a las listas única de candidatos a los 1.500 escaños del Soviet Supremo de la URSS. A mediodía, según informaba la agencia oficial Tass, había votado en Moscú el 90% de los censados en la capital (unos 6,5 millones de personas mayores de 18 años del total de los 8 millones de habitantes de la ciudad). Entre ellos se encontraba el máximo dirigente soviético, el secretario general del PCUS, Constantin Chernienko, y su esposa, Ana Dmitrieva, que aparecía por primera vez en público en un acto oficial, despejando así la incógnita sobre el estado civil de Chernienko, de 72 años.
El líder soviético y su esposa, una mujer más bien gruesa que se abrigaba con una gorra y un abrigo de pieles, llegaron en un coche oficial al colegio electoral número 10/ 1427, situado en la Sociedad de Derechos de Autor, un edificio cercano al Estanque del Patriarca (un popular parque de la capital) y a la Embajada norteamericana.A diferencia de Breznev y su esposa, Victoria, que en las anteriores elecciones al Soviet Supremo, en marzo de 1979, se pararon brevemente a conversar con los periodistas, Chernienko y su consorte no respondieron a las preguntas que les dirigieron los corresponsales autorizados a penetrar en el recinto.
Cojeando ligeramente y, al parecer, un tanto incómodo por la expectación, Chernienko tomó las papeletas electorales, una blanca para el Soviet de la Unión y otra verde para el Soviet de las Nacionalidades, y, por un estrecho pasillo cubierto con una alfombra de fondo rojo, se dirigió a la urna, situada junto a un busto de Lenin, y depositó su papeleta, pasando sin fijarse junto a las cabinas de madera instaladas la víspera para votantes disconformes o dudosos.
Aunque los porcentajes de las votaciones no iban a ser dados a conocer ayer, se preveía que una inmensa mayoría refrendara con su voto las listas de candidatos al supremo órgano de poder en el Estado soviético, en la práctica un organismo que se reúne dos veces al año para aprobar de forma unánime las propuestas del partido comunista, cuyo Comité Central y Politburó funcionan como verdadero Parlamento y verdadero Gobierno, respectivamente. En 1979, un 99,9% de los 160 millones de electores acudieron a las urnas. De ellos, sólo un 0,08% votaron negativamente.
En varios colegios electorales visitados por esta corresponsal reinaba ambiente festivo. Los altavoces difundían música ligera y, en algunos casos, se había instalado un buffet con bollos, pasteles y canapés de caviar en una sala contigua, donde los electores bebían té o zumo después de haber votado.
Votar hasta en casa
Los ciudadanos acudían a las mesas electorales distribuyéndose según la inicial de su apellido. Una vez comprobado el censo, los electores recibían las papeletas -sin sobre- con los nombres de los candidatos, y, directamente, tal como las habían recibido y, a veces sin mirarlas, las depositaban en las urnas. En ninguno de los casos contemplados, los votantes hicieron uso de las cabinas para los disconformes. El tachón sobre los nombres propuestos y la abstención son las; dos formas de contestación posible, en teoría, en estas elecciones. En la práctica, el decantarse por alguno de estos caminos no es algo que pueda resultar beneficioso a quienes desean hacer carrera o abrigan deseos y esperanzas respecto al poder establecido.La participación electoral incide directamente sobre los funcionarios del panrtido, quienes se preocupan por atraer a los electores a las urnas en sus distritos, aunque para ello tenga que presentarse en sus casas para convencerles. Quien no está en condiciones de acudir a los colegios, como los enfermos o los ancianos, puede pedir que se le lleve la urna a. su domicilio.
Ciudadanos soviéticos consultados, que votaron a primeras horas de la mañana, se planteaban su paso por las urnas como un acto ineludible.
La constitución del nuevo Soviet Supremo resultante de las elecciones abre la puerta a la formación de un nuevo Presidium de este organismo, cuyo máximo puesto permanece vacante desde la muerte de Andropov. Diversos observadores políticos en la capital soviética opinan que Chernienko ocupará este puesto, como lo hicieran anteriormente Breznev y Andropov.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.