La 'paz siria' se cierne sobre Líbano, mientras Gemayel prepara la próxima reunión del Congreso de Reconciliación
La paz siria se cierne sobre Líbano, y al cabo de 10 años de guerra civil el país de los cedros parece estar a punto de entrar en un período de relativa calma, aunque ayer los enfrentamientos fueron especialmente violentos en todos los frentes, y sólo en Beirut el saldo de víctimas ascendió a siete muertos y 30 heridos. El presidente libanés, Amin Gemayel, prepara ya la segunda sesión de la Conferencia de Reconciliación Nacional que podría iniciarse el próximo jueves en la ciudad suiza de Montreux.
Abandonado por Estados Unidos, que retiró a sus marines de la capital libanesa, olvidado por Israel y preocupado ante todo por su propia seguridad, el poder cristiano de Líbano se ha echado en brazos de Siria, cuyo presidente, Hafez el Asad, ha brindado a su homólogo libanés una salida airosa y realista, que satisface, no obstante, la reivindicación siria de no aplicación del acuerdo firmado hace 10 meses entre Beirut y Tel Aviv.Al no exigir la abrogación formal del acuerdo, Damasco persigue un triple objetivo:
1. Garantizar la retirada israelí del Libano meridional ocupado.
2. Realizar un gesto de buena voluntad con Washington.
3. Apaciguar las críticas de la derecha cristiana aliada del presidente.
Gemayel estaba dispuesto, para salvar a su régimen, a anular públicamente el famoso tratado, y así lo hizo saber a Asad mediante una misiva que le entregó un emisario que precedió al presidente en su visita a Damasco. Pero el jefe de Estado sirio le disuadió el jueves de tomar por ahora esta iniciativa, que hubiese obligado al Ejército israelí a permanecer indefinidamente en el sur del país, donde dispone de posiciones de artillería a menos de 30 kilómetros de la capital siria.
El gran vencedor
Asad, que emerge como el gran vencedor y el árbitro de la última etapa del conflicto libanés, iniciada con la invasión israelí de junio de 1982, aconsejó a su huésped que negociase directamente, o a través de EE UU, "arreglos de seguridad" con Israel que satisfagan su exigencia de garantía para su frontera norte de Galilea, pero que no conlleva una normalización de las relaciones entre Beirut y Tel Aviv. Durante 20 años, un armisticio firmado en 1949 rigió satisfactoriamente las relaciones entre Líbano y el Estado hebreo.
Si por culpa de Tel Aviv las conversaciones sobre. los mencionados arreglos -en las que Damasco ofrece a Washington jugar de nuevo el papel de intermediario- fracasasen, siempre quedaría el recurso de abrogar formalmente el acuerdo líbano-israelí, que nunca entró en vigor, al tiempo que el régimen baasista sirio incrementaría su ayuda a los palestinos y chiitas para que, multiplicando los atentados contra las tropas israelíes, las convenciesen de retirarse, señalaba el prestigioso diario beirutí An Nahar.
Por último, la flexibilidad de la postura siria permite a los dirigentes cristianos, opuestos a la anulación del acuerdo, matizar sus críticas de la llamada opción árabe del presidente. El líder de la coalición de los partidos cristianos, Camille Chamoun, reconoció ayer que "había aspectos" positivos" en el encuentro de Damasco entre los dos jefes de Estado, y el propio padre de Amin Gemayel, Pierre Gemayel, jefe del Partido Falangista, aseguró que las Fuerzas Libanesas (milicias cristianas unificadas) no se pasarían a la oposición.
Mientras Gemayel viajó ayer al norte de Líbano para entrevistarse con los dos dirigentes moderados de su oposición, Rachid Karame y Suleiman Frangié, Asad tenía previsto recibir en Damasco a los jefes de las milicias chiita y drusa, Nabih Berri y Walid Jumblat, para convencerles de que respeten un alto el fuego y acepten acudir a la segunda fase del Congreso de Reconciliación Nacional.
Tras entrevistarse el viernes por la noche con el jefe de la diplomacia siria, Abdel Halim Jaddam, tanto Jumblat como Berri reiteraron su reivindicación de la dimisión del presidente libanés, pero hay signos inequívocos del nuevo clima. La emisora de radio drusa La Voz de la Montaña dejó ayer de llamar al presidente el sha de Baabda -localidad donde está situado el palacio presidencial- para hablar nuevamente del jeque Amin Gemayel.
Tras su reunión con Amin Gemayel en Batrum Karame, el más prosirio de los adversarios del presidente fue mucho más explícito a la hora de expresar el nuevo ambiente que emerge desde hace 48 horas: "La vía está abierta para salvar al país", dijo Jumblat en tono solemne; "el drama de Líbano se está acabando".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.