La película de Fuller decepciona en el festival de Berlín
ENVIADO ESPECIAL Muy mala acogida ha tenido en el Festival de Berlín la película Los ladrones de la noche, que, aunque representa a Francia, ha sido dirigida por el norteamericano Samuel Fuller. Fuertes carcajadas, silbidos y pateos acompañaron la proyección hasta que, al finalizar ésta, los abucheos se mezclaron con algunos aplausos, de igual intensidad.
En la conferencia de prensa que siguió a la proyección, Samuel Fuller, con su ya famosa facilidad para hablar durante horas y horas, concitó mayores simpatías entre el público, pero el recuerdo de su película venció, finalmente, por encima de tantos alardes verbales. Aunque es cierto que la reacción de los espectadores fue excesivamente dura con el filme, Los ladrones de la noche peca de pretenciosidad, especialmente en sus diálogos, y ellos fueron los que con más frecuencia provocaron tanta hilaridad.
Un muchacho violoncelista que no encuentra trabajo y la chica a quien conoce en las oficinas del paro obrero inician una apasionada relación amorosa; sin otras posibilidades, deciden robar en los domicilios de quienes no les ofrecieron trabajo. Cuando se presentan en la casa de uno de ellos -personaje que interpreta el director francés Claude Chabrol-, éste, que arriesgadamente se estaba asomando al balcón para contemplar el desnudo de una vecina, cae a la calle por accidente y muere instantáneamente.
A partir de ese momento, la policía persigue a la pareja en la creencia que ellos son los culpables, y con una inverosímil seguridad, los acosan hasta acabar con ellos.
Dominio narrativo
Retorcida, exagerando sus elementos dramáticos y, lo que es peor, sin un contacto con los adjetivos reales de la delincuencia, Los ladrones de la noche parece la película de quien idealiza el entorno sin observarlo. Naturalmente, en el filme está de nuevo presente ese dominio narrativo del director y su notable capacidad de síntesis, sólo que cuanto quiere contar nace de un lugar sin vida.Queda así despejada la incógnita de uno de los títulos más esperados del festival. Con la excepción de Ganas de amar, de John Cassavettes, que cerrará hoy martes la competición, la suerte está ya echada para todos.
En la multitudinaria fiesta que organizó la Dirección General de Cine de España momentos después de finalizar la segunda proyección de Akelarre, de Pedro Olea, en la que la película fue muy aplaudida, especialmente cuando en el escenario apareció la actriz Mari Carrillo, los rumores apuntaban ya hacia las posibles decisiones tomadas por el jurado, que preside Liv Ullman.
La casi totalidad de los visitantes del festival estuvieron presentes en dicha fiesta. Mónica Vitti, Jules Dassin, John Cassavettes, Gena Rowlands, Samuel Fuller, Tomás Gutiérrez Alea, los equipos de la mayor parte de las películas presentadas, y entre ellos el de la película argentina No habrá más penas ni olvido, de Héctor Olivera, que se dibuja como una de las más firmes candidatas a los primeros premios del festival.
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