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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ráfagas de cañón

Carks Benavent, con Jorge Pardo.

Concierto de jazz.

Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 24 de febrero de 1984.

El bajista Carles Benavent, de variada e impresionante hoja de servicios, ha vuelto a Madrid y ha traído un grupo de curiosa y atractiva formación, con una base rítmica fuerte y rockera, y un frente de dos saxos tenores que doblan a otros instrumentos. Lo del frente queda aquí bastante apropiado, porque sus componentes hasta libraron batallas, cosa muy jazzística que se explicará más adelante.La combinación de instrumentistas, según lo dicho, resultaba sugestiva. La música ya es otra cuestión. Pertenece a un género que a este crítico no le satisface especialmente, y no por un estúpido purismo, a no ser que se considere estúpidos puristas a gente como James Newton, Odean Pope o David Murray. Entiendo que el jazz eléctrico hecho sobre los moldes de Chick Corea tiene hoy poco que contar. Es, eso sí, simpático, y puede resultar contagioso para un público con ganas de juerga, pero a poco que se escuche resulta monótono. De Benavent hay que decir que es un auténtico virtuoso y que conduce bien, aunque quizá con algo de rigidez, el pulso de la música en los conjuntos. En contadas ocasiones se pone en plan trepidante y larga unos solos tempestuosos, como si un cañón pudiera disparar ráfagas, que a lo mejor los hay que sí pueden.

Todos los demás son unos músicos magníficos. El invitado especial, Jorge Pardo, es el mejor saxo tenor joven que tenemos en España, y uno de los mejores de Europa. Le dejaron solo con el ruido de los altavoces en una introducción, y el bueno de Jorge hizo una demostración impresionante combinando dos temas de Ellington. A Tito Duarte le trajeron, como siempre, de chico para todo. Tocó la flauta, un poquito el soprano, y destacó sobre todo en una batalla de saxos tenores que libró con Jorge Pardo, y en la que ambos contendientes se fajaron como bravos. Lo mejor que hace Tito Duarte, con todo, es darle a la percusión, que toca con mucho sabor, acompañándose además de un grácil y subrepticio meneo con el que denota su origen cubano.

Sumo sacerdote del teclado

A Joan Albert Amargós hay que agradecerle que ejerza poco de sumo sacerdote de los teclados, falta en la que incurren tantos otros, como si toda su misión fuera la de irritar al profesor Sorofsky de la serie televisiva Fama, que se emite los domingos. Por lo demás, Amargós tiene una concepción bastante tradicional de su papel en el grupo y cierta tendencia a hacer solos un tanto frenéticos.

El grupo se completa con el guitarra Jordi Bonell y el batería Salvador Font. Benavent también mencionó al encargado de la mesa, un chico que se llama Primitivo y que creo que tocó en Iceberg.

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