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La guerra irano-iraquí camina hacia un desenlace militar condifíciles soluciones políticas

La guerra irano-iraquí parece acercarse hacia su desenlace en los campos de batalla, mientras la salida política de la contienda se torna cada vez más difícil. La irrupción de las tropas íraníes en el territorio de Changuleh, en el eje Menran-Delhoran, ha supuesto el control de la carretera que unía Bagdad con Basora por parte de Irán, que puede a partir de ahora fortificarse en estas posiciones, avanzar hacia el interior de Irak y partir el país en dos. Al Norte quedaría Bagdad, y al Sur, Karbala, Al Amara y Basora.

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Todo permite indicar que Irán intentará reforzar su ofensiva Val Fajr con nuevos ataques desde otros puntos, para hostigar de modo plural a Irak y allanar el camino para la entrada de sus tropas por ejes diferentes y muy distantes. De esta forma, la ofensiva de masas iraní va a implicar la movilización por parte de Irak de numerosísimos recursos humanos, de los que carece en estos momentos, o bien el hostigamiento contundente de la retaguardia iraní mediante el bombardeo de las principales ciudades y objetivos de alto valor económico-estratégico.No parece que Irak cuente con otras bazas militares que estos ataques contra la retaguardia iraní, pero es aquí donde emergen las consecuencias político-militares indeseables para los aliados de Irak. Si Irak bombardea la terminal iraní de Jarq, en la cabecera del golfo Pérsico, por donde bombea la. mayor parte de su petróleo con el que sufraga la guerra, Irán ha asegurado que cerrará el estrecho de Ormuz.

Pero Estados Unidos, dada la situación en Líbano y el marco preelectoral en el que se encuentra, encontraría mal arreglo al eventual cierre del estrecho. Desplegar sus unidades de intervención inmediata en la zona para reabrir Ormuz internacionalizaría la guerra de veras, ya que la Unión Soviética no va a tolerar en la zona una alteración del statu quo vigente, que se vería seriamente modificado por ¡el despliegue de tropas norteamericanas.

El asunto de Ormuz

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Estas circunstancias otorgan al Irán del imán Jomeini una fuerza política regional muy superior a la que puede imaginarse, ya que le permite incluso forzar, con ciertas esperanzas de verse satisfecho, el derrocamiento del presidente iraquí, Saddam Hussein. Jomeini no sólo quiere la cabeza de Saddam, sino que desea fervientemente la instauración en Irak de una república islámica de corte iraní. Sin embargo, Teherán no vería mal que los aliados de Irak intentaran el relevo de Hussein, a cambio de olvidar el asunto de Ormuz, según reconocen en privado algunos funcionarios persas. Incluso se habla en Teherán de Tareq Aziz como sustituto de Saddam Hussein, por cuanto que el actual ministro de Asuntos Exteriores de Bagdad cuenta con fuertes apoyos en Francia, que ha invertido miles de millones de francos en el bando iraquí, y, presumiblemente, el visto bueno norteamericano, saudí, kuwaití y de los Emiratos Árabes Unidos.

Sin embargo, las mismas razones que harían plausible el planteamiento hoy de un relevo de Saddam. Hussein al frente de la República de Irak, para evitar una internacionalización de la guerra ¡rano-iraqui, con graves repercusiones sobre Europa y Japón -no se olvide que España recibe, sólo de Irán, 170.000 barriles de crudo que transitan por Ormuz-, aconsejan el apoyo internacional a su posición política y militar, de acuerdo a los intereses de Occidente en la zona.

Si Occidente coadyuva al derrocamiento de Saddam Hussein, nada impedirá al Irán de Jomeini fortalecerse en la zona tanto como para fijar incluso como sujeto protagonista las salidas a la situación libanesa y, lo que más preocupa a Washington, la incorporación de un rival temible a la lucha entre musulmanes y judíos. Israel es, según dice Jomeini, el principal enemigo del Islam.

Mantener el apoyo a Saddan Hussein puede implicar para Occidente el envalentonamiento bélico iraní, hasta el extremo de forzar el cierre anunciado de Ormuz por parte de Irán, y retirárselo puede acarrear el acceso de Irán a la categoría de gran potencia regional.

Muestra del pragmatismo iraní ha sido la publicación, el sábado, de un editorial en el diario Keyhan, en el que se decía textualmente: "Constantin Chernienko debe saber que el principal enemigo de Irán es Estados Ur,idos" y que "Irán desea mantener con la URSS relaciones de buena vecindad". En esta primera referencia casi oficial al ascenso de Chernienko al frente de los destinos de la URSS, Teherán parece haber hecho un guiño a Móscú con el cual demostrarle su deseo de mantener una actitud hostil hacia Washington que alinee a la URSS detrás de Irán en un eventual conflicto internacionalizado en la zona o, al menos, que mantenga a los soviéticos en una neutralidad positiva.

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