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Crítica:TEATRO / 'GLUPS!!"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los hijos del fracaso

Un cinismo fresco y alegre. La realidad que quiere contar es la de los hijos del fracaso, la de los herederos de quienes tuvieron su "naufragio individual", "perdieron el tren" y "no quieren cambiar", dice la canción del principio, que se repite al final, donde se afirma que ellos no pretenden ser culturales, ni vocacionales. Son, sobre todo, críticos. Despechados, inconformes, contentos de serlo. Rápidamente se ve hacia dónde va la crítica y quiénes son los naufragados y los fracasados: la izquierda, los progres de antaño -o sea, de hace unas horas-, claramente nombrados: los comunistas, los socialistas, los anarquistas. Hasta un poco más allá: la Unión Soviética, los revolucionarios islámicos. Y más inmediatamente: el feminismo, los movimientos juveniles. Caen en la poda los tecnócratas, los ejecutivos, los creativos de publicidad, los policías y los delincuentes, los militares, los padres, los hijos, los abuelos, los nietos... Aquí se pasa de los pasotas. De la derecha apenas se habla, como si estuviese en el baúl de los cadáveres, aunque le correspondan alusiones: la familia unida, el coronel-padre, el capitalista... Todos los lenguajes -los de todos: la jerga la jerga de cada sector-, se abultan y se ridiculizan.Como el texto básico muy adaptado, muy hecho a nuestro tiempo y nuestra habla- es del francés Lauzier, " como viene pasa do por Cataluña -y los intérpretes conservan muy bien su acento y sus giros catalanes: forman parte del espectáculo-, se ve que el movimiento es más extenso: la circulación de esta idea de que somos una nada ridícula, pequeñita, y que nuestras grandes pasiones, luchas o sufrimientos son, finalmente, grotescos manotazos en el vacío, atañe a todo lo que considera mos civilización occidental -incluyendo la soviética, la revolucionaria- Como el espectáculo es comercial, e incluso muy comercial, la extensión de la caricatura a los otros conforta a cada espectador, sea cual sea su punto de vista y su procedencia. El sentido de la romicidad quita hierro a todo: e incluso hay un cierto epílogo, cobardón y contradictorio con el reste, del espectáculo, donde cada personaje mide su nuevo fracaso como el resultado de su propia adhesión a las conformaciones morales y mentales que antes ha exhibido. Va a ser una buena coartada para la derecha en cuanto lo huela. Todo el espectáculo, naturalmente, va a serlo. Pero quien quiere pasar por encima de él, y el público -estreno comercial, con más espectadores de taquilla que de invitación- lo saltó fácilmente: no renunciaba a su regocijo anterior, a sus incesantes carcajadas. Se dice en el programa que la fórmula adoptada es la del tebeo. Se ven, sobre todo, géneros teatrales anteriores: el music hall inglés, los chansonniers franceses, el cabaré político alemán. Espectáculo de retazos, de cuadros vagamente unidos, tiene dos buenos antecedentes, el de ¿Fuiste a ver a la abuela?, de Fermín Cabal, y Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, de -Adolfo Marsillach: los dos de más envergadura literaria y teatral, pero, por lo visto, con una generación de retraso. En esta fórmula de music hall entra la labor residual de la cultura criticada y burlada: coreografía con reminiscencias de Bob Fosse, música con recuerdo de todo, diálogo sobre diálogos. No es una negación: es una parte necesaria para la burla, la de tomar los elementos mismos burlados.

Glups!!, textos de Lauzier, Bozzo, Vives; música de Joan Vives

Intérpretes, compañía Dagoll Dagom: Mercé Aránega, Ricardo Borrás, Joan L. Bozzo, Anna Rosa Cisquella, Xus Estruch, Pep Molina, Miquel Periel, Ferran Rañe, Teresa Valicrosa. Escenografía de I. Prunés y M. Amenós. Coreografía, Anna Bransó. Estreno, teatro de la Comedia, 17-2-1984.

La presentación plástica está más en la estética del tebeo posmoderno: la despreocupación por la belleza, por la tersura, por el figurinismo o el decorativismo del teatro de ahora mismo, y ya de ayer. Los intérpretes son muy buenos actores de conjunto; ayudados por los micrófonos, cantan y hablan dentro de la parodia con muy buena comicidad. Hacen ostensibles todas las intenciones que desean.

Prende todo en un público más juvenil que auténticamente joven: me refiero en concreto al de su estreno; quizá otro público más joven aún tenga dificultades en salvar la barrera de las 900 pesetas, aunque el espectáculo no esté pensado para pobres, para verdaderamente desgraciados, que cuentan poco.

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