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La nave tripulada soviética se ensambló con la estación 'Salyut 7'

Pilar Bonet

El anuncio del presidente norteamericano Ronald Reagan de poner en órbita alrededor de la tierra una estación permanente tripulada y las recíprocas acusaciones entre Washington y Moscú, en el sentido de militarizar el espacio, confieren una nueva dimensión competitiva al lanzamiento de la nave espacial soviética Soyuz T-10, que ayer por la tarde se ensambló con la estación orbital Salyut 7. El vuelo transcurre con normalidad y los tripulantes de la nave, los cosmonautas Leonid Kizim, 43 años; VIadimir Solovyov, 38 años, y Oleg Atkov, 35 años, se encuentran bien, según informaba la agencia soviética Tass.A mediodía de ayer (hora de Moscú), la nave Soyuz T-10, que despegó del cosmódromo de Baikonur, en Kazakistán, había dado 14 vueltas a la tierra. Durante la cuarta y quinta vueltas el vehículo comenzó la maniobra de acercamiento a la estación Salyut 7, con la que, se acopló a las seis de la tarde, hora peninsular española.

Por parte soviética, no se había dado a conocer con antelación el momento previsto para la maniobra.

El lanzamiento de la nave Soyuz T-10 se inscribe en el programa Soyuz-Salyut-progress, un desarrollo del programa Salyut iniciado en 1971. El objetivo principal del mismo es mantener una estación orbital permanente en el espacio dotada de tripulaciones rotatorias. El desarrollo de un complejo especial permanente, compuesto de unidades separadas, donde exista todo lo necesario para la vida y el trabajo, no parecía entrar en los planes norteamericanos hasta el anuncio efectuado por Reagan en ese sentido el pasado 10 de enero.

La duración del vuelo del Soyuz T-10 no se ha indicado, pero se cree que podría ser de varios meses, ya que uno de los cosmonautas calificó de largo el viaje en una entrevista ofrecida por la televisión soviética, que presentó un amplio reportaje en diferido sobre el despegue de la nave espacial.

Hasta ahora, el record mundial de permanencia en el espacio está en poder de la URSS, con un total de 211 días, logrados en el marco del programa Salyut, en 1982.

Guerra y paz

Los portavoces soviéticos han subrayado repetidamente que el programa espacial soviético tiene fines pacíficos se concentra en la investigación científica, con aplicaciones en distintos terrenos, especialmente médicos y económicos.

Al mismo tiempo, sin embargo, el Kremlin ha acusado a Estados Unidos de utilizar el espacio para fines militares y, de desarrollar el Shuttle Challenger con un propósito eminentemente bélico.

La tripulación de la nave Soyuz T-10 debe llevar a cabo, según Tass, experimentos científicos, técnicos, médicos y biológicos. Los cosmonautas, todos ellos miembros del Partido Comunista de la URSS, según Tass, cubren un campo de experiencia multidisciplinaria. El jefe de la misión, Leonid Kizin, procede del Ejército y tiene amplia experiencia en el programa Salyut. VIadimir Solovyov es ingeniero de vuelo, y Oleg Atkov viene del terreno médico, en el que ha destacado como inventor de un método de diagnóstico cardíaco mediante ultrasonidos.

Entre las tareas científicas del viaje figura el estudio de los efectos de la gravedad sobre el organismo humano. "El problema de asegurar una larga permanecía del hombre en condiciones de gravedad cero reviste una urgencia especial", dijo Georgy Berengoi, jefe del centro de entrenamiento de cosmonautas Yuri Gagarin.

Los investigadores espaciales soviéticos están especialmente interesados en las reacciones del corazón y del sistema circulatorio en condiciones de ausencia de gravedad, así como en las condiciones de trabajo óptimas para permitir un regreso a la Tierra en buena forma física.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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