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El director de teatro soviético Lyubimov teme a los servicios secretos de su país

Soledad Gallego-Díaz

Yuri Lyubimov, uno de los directores de teatro más famosos de la Unión Soviética, recientemente galardonado con un prestigioso premio británico, ha afirmado en Londres que teme ser secuestrado o asesinado por los servicios secretos de su país, el KGB. Lyubimov no ha solicitado asilo político en Europa occidental, pero se niega a regresar a la Unión Soviética mientras no se le garantice que podrá continuar libremente su trabajo.

Lyubimov, que tiene 65 años de edad y que sigue siendo formalmente director del teatro experimental Taganka, de Moscú, llegó a Londres el pasado mes de septiembre para dirigir su adaptación de Crimen y castigo, de Fedor Dostoievski, en un teatro del West End. Lyubimov declaró entonces a la Prensa británica que sus tres últimos montajes teatrales habían sido prohibidos en la Unión Soviética y criticó duramente a las autoridades culturales de Moscú.Sus declaraciones y una violenta pelea pública con un alto funcionario de la Embajada de la URSS hicieron creer a la Prensa occidental que el director había desertado de la Unión Soviética y que iba a solicitar asilo político en el Reino Unido. Sin embargo, Lyubimov lo desmintió tajantemente. Poco después se trasladó a Italia para dirigir una ópera.

Premio 'Standart'

Esta semana, el director del Taganka regresó a Londres para recibir el premio del Standard. Pocas horas después fue convocado en un hotel por un diplomático soviético que intentó convencerle para que regresara a Moscú.Yuri Lyubimov no sólo volvió a negarse, sino que denunció las presiones y realizó unas declaraciones a un diario londinense en las que expresa sus temores a sufrir un secuestro o a ser asesinado. "Sería muy fácil para ellos ponerme una inyección y meterme en un avión de la Aeroflot", señaló, "son también capaces de matarme. Sé que esas cosas son posibles".

El fundador del más famoso teatro experimental soviético insistió en que no regresará a la URSS hasta que existan condiciones favorables para su trabajo. "Yo estoy esperando que echen al actual ministro de Cultura, y él está esperando que yo me muera. Veremos". El director, que tiene previsto viajar el próximo mes a Estados Unidos, se niega a que se le considere un desertor de la Unión Soviética. "En el fondo de mi corazón", dice, "sé que un día volveré a Moscú y que dirigiré de nuevo mi teatro. El problema es que la situación se está complicando cada día más, porque intentan engañarme".

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