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Proyecto oficial para convertir el castillo de Castellar de la Frontera en un centro de técnicas artísticas alternativas

El castillo de Castellar de la Frontera, situado en la zona sur de la provincia de Cádiz, cerca de Gibraltar, y que domina la célebre finca La Almoraima -de 16.000 hectáreas, propiedad de Rumasa hasta la expropiación-, se convertirá en un centro de trabajo e investigación en corrientes artísticas alternativas y de vanguardia. La diputación, el Ministerio de Cultura, la Junta y, el ayuntamiento tienen en marcha una experiencia piloto de armonización de la vanguardia artística con la vida rural, a fin de recuperar el castillo y evitar el deterioro estético, ya comenzado, del pueblo.

El castillo, antigua propiedad de la casa de Medinaceli, tiene la característica especial de contener en su seno el pueblo antiguo. Entre sus muros existen unas 70 casas, y en las afueras del mismo, algunas más. Una de las casas pertenece a Felipe González, que la recibió como regalo de los vecinos tras ganar para ellos un pleito contra Rumasa. Construido en un paraje agreste, el castillo constituye, dado su aceptable grado de conservación, un mo numento de enorme interés Hace 18 años, el pueblo se trasladó casi íntegramente al pie del monte, donde se puso en marcha un proyecto de parcelación que no resultó tan bien como se espe raba.Las casas del castillo queda ron en principio abandonadas, pero la belleza del lugar y la fás cinación de la vida en un castillo han ido atrayendo desde entonces a nuevos habitantes, en su mayoría venidos de fuera, en es pecial de la República Federal de Alemania, y en buena parte mar ginales, como flecos sueltos del clásico movimiento hippie, así como algunos artistas. Así, algunas de las casas del pueblo antiguo se han conservado, mal que bien, gracias a esos nuevos vecinos de aluvión, las más de las ocasiones tránsfugas. Al tiempo en las casas situadas en el flanco de la carretera de acceso a la for taleza y ya muy cerca de ella se han construido otras nuevas viviendas, que rompen la armonía del conjunto.

La presencia de estos nuevos habitantes en el pueblo de arriba ha dado lugar a reticencias por parte de los que se bajaron al llano, e incluso han sido acusados en la zona de establecer la conexión entre el tráfico de hachís que sube desde Marruecos y el de heroína que llega de Ainsterdam, y con la que se suele pagar a los camellos y culeros, lo que ha hecho de la zona de La Línea la más duramente castigada por la heroína de España. En ocasiones se han producido registros y detenciones en las casas del castillo. Los de arriba, los hippies, son vistos de un tiempo a esta parte con prevención y desagrado en la comarca.

El proyecto existente pretende hacer del castillo un centro piloto en experimentación de arte de vanguardia, al tiempo que recuperar Una vida rural clásica para los antiguos habitantes que bajaron al pueblo nuevo y que deseen regresar al antiguo. A tal fin se establecerá un equipó formado por un arquitecto, un aparejador, un delinteante y un abogado y sociólogo para, por una parte, estudiar la reconstrucción y adecentamiento de las casas del castillo; por oltra, realizar en el castillo las adaptaciones necesarias para el nuevo fin y, finalmente, estudiar los sistemas de vida necesarios paraque los antiguos habitantes del castillo, que quieran regresar a él puedan hacerlo.

Un diseño revolucionario

Según el diseño establecido por Rafael Palomino, responsable socialista en la comarca, parlamentario andaluz y diputado provincial encargado de la cultura, el castillo tendrá amplios salones, utilizables como talleres para los trabajos de los artistas becados, y capacidad para alojar a unas 200 personas en el caso de que se quieran realizar grandes encuentros o congresos sobre arte de vanguardia o cualquier otro movimiento alternativo, si bien se evitaría que la nave dormitorio estuviera montada permanentemente, a fin de impedir que aquello tendiera a convertirse en una residencia. Con el mismo criterio, se instalaría en alguna de las casas un restaurante con capacidad para, en caso necesario, dar de comer a ese número de personas.En el castillo podría haber permanentemente trabajando unos cuantos artistas becados, previa presentación de proyectos,lo que supondría que el castillo se convirtiera en el primer centro de este tipo en España y sirviera para hacer de la zona una especie de capital de la cultura alternativa.

Paralelamente se recuperaría la vida clásica en el pueblo mediante la explotación de cabras, del toro retinto andaluz -que en su cruce con el charolés está dando muy buenos resultadosy de la abeja. Se instalaría una fábrica de quesos y de miel en el propio interior del castillo y, en definitiva, se procuraría recuperar un modo de vida natural para un número suficiente de familias que se sientan interesadas.

Para conseguirlo es preciso resolver la situación de los actuales habitantes del castillo, muchos de los cuales podrían y querrían quedarse, y sobre todo frenar el deterioro de las casas exteriores, mediante la revisión de ordenanzas.

El proyecto, que cuenta con el apoyo decidido del Ministerio de Cultura, de la Junta de Andalucía y de la diputación, por los aspectos audaces y revolucionarios que contiene, está todavía en fase primaria, pero en marcha, y no parece demasiado optimista suponer que cuajará en una realidad válida como modelo a contemplar para estas iniciativas.

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