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El espionaje de la RFA intentó sobornar a un homosexual en el 'caso Kiessling'

El delicado caso Kiessfing ha cobrado una nueva dimensión después de que un diario de la República Federal de Alemania revelara ayer supuestos intentos de soborno de testigos por parte del contraespionaje militar. La confirmación de tales indicios puede suponer la inmediata salida del Gobierno del ministro de Defensa, Manfred Woerner. El general Günter Kiessling, que niega las acusaciones de homosexualidad que se vierten contra él, presentó ayer una demanda por el modo en que ha sido pasado a la reserva.

El diario Express, de Colonia, sostiene que un cliente inidentificado de un bar para homosexuales ha jurado ante notario que dos hombres que le mostraron sus credenciales de agentes de los servicios de contraespionaje militar le ofrecieron 10.000 marcos (570.000 pesetas) por declarar que conocía al general Kiessling y otros 20.000 marcos más (1,14 millones de pesetas) por confesar que había mantenido relaciones sexuales con él. El presunto testigo de cargo, descrito por el rotativo como un empleado de oficina, declinó la propuesta porque nunca había visto a Kiessling.Tras asegurarle que no corría ningún peligro por hacer esa declaración, siempre y cuando no se volviese luego atrás, los agentes le amenazaron, al parecer, "con una sorpresa desagradable" si informaba a terceros de tal conversación.

El autor de la declaración jurada asegura no ser el único cliente de la discoteca Tom Tom que ha sido abordado en los últimos días por el contraespionaje militar, pues otros amigos suyos también fueron objeto de intentos de soborno.

El diario informa, además, que uno de los testigos de cargo que decía tener el ministerio, y al que se presentó como un "honrado comerciante", es, en realidad, un antiguo espía de la República Democrática Alemana que, antes de pasarse a Occidente, se dedicó a actividades de chantaje contra homosexuales por encargo del Ministerio de Seguridad del Estado de Berlín.

En su declaración del miércoles ante la comisión parlamentaria que estudia el pase a la reserva del general, el ministro Woerner manifestó que había tomado tal determinación por considerar que la relación de Kiessling con los ambientes gay suponía un riesgo para la seguridad, aunque reconoció que las diferencias registradas entre el general alemán occidental y su superior jerárquico en la OTAN, el comandante en jefe de las fuerzas de la Alianza Atlántica, el general norte americano Bernard Rogers, habían contribuido en gran medida a adoptar la decisión.

Mientras tanto, continúan las comparecencias ante la otra comisión parlamentaria que estudia el segundo escándalo que sacude al Gobierno de Bonn, el caso Flick, un asunto de sobornos en el que aparecen mezclados el ministro de Economía, Otto Lambsdorff, y su antecesor en el cargo, Hans Friderich. Éste respondió ayer sobre sus contactos en enero de 1975, cuando era ministro y el consorcio Flick realizó la primera operación económica de una serie que le supondría exenciones fiscales por valor de 450 millones de marcos.

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Lambsdorff, Friderich y los restantes acusados niegan haber recibido sobornos por sus gestiones. El ministro de Economía considera que todo este asunto es una frivolidad, pero el canciller Helmut Kohl ha manifestado que Lambsdorff no continuará en el Gabinete si así lo exigen los tribunales.

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