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Entrevista:

Edouard Saouma: "En Africa se come un 10% menos que hace 10 años y aumenta su dependencia exterior"

España es hoy uno de los principales contribuyentes del presupuesto de la FAO, la organización que se interesa, en el ámbito de las Naciones Unidas, de los problemas de la agricultura y de la alimentación. En la última conferencia general que se ha celebrado en Roma, en noviembre pasado, España fue protagonista al haber ofrecido generosamente su banco de semillas para que pueda quedar bajo el control de las Naciones Unidas. En este momento el Gobierno español tiene que nombrar al nuevo representante permanente en la FAO, puesto vacante desde hace varios meses. En las últimas semanas el director general de la FAO, el libanés Edouard Saourna, estuvo en Madrid celebrando coloquios privados con el rey Juan Carlos, con el presidente Felipe González y con el ministro de Agricultura, Carlos Romero.

Saourna, hombre de mucha personalidad y de pulso firme, fue elegido director general de este importante organismo internacional en 1975 y reelegido por otros seis años en 1981. Por primera vez ha abordado a fondo algunos aspectos candentes de la FAO con un diario español, concediendo esta entrevista al corresponsal de EL PAIS en Roma. La entrevista tuvo lugar en el despacho del director general, en la encantadora encrucijada del Circo Máximo y de las termas de Caracalla. En el ánimo de Saouma está aún vivo el recuerdo de sus últimas jornadas madrileñas y el dolor de la muerte de la representante interina de España ante la FAO, Asunción Cavero, fallecida en el dramático accidente aéreo que ocurrió en Madrid el 7 de diciembre.Pregunta. ¿Cuál es la actual situación alimentaria mundial?

Respuesta. Encuentro la actual situación muy preocupante. En muchas partes de África alcanza dimensiones críticas. Después de dos años de buenas cosechas, se estima que la producción ha disminuido en un 6%, al bajar de 1.700 a 1.600 millones de toneladas en el curso de 1983. Esta reducción se debe principalmente a la drástica disminución de la producción en Estados Unidos. Como resultado de esto habrá una baja sustancial en las reservas cerealeras a finales del período 1983-1984. En particular, se estima que las reservas de granos secundarios disminuirán a sus niveles más bajos desde la última crisis mundial de alimentos, hace 10 años, y las reservas de arroz podrían también llegar a sus niveles más bajos en los últimos seis años. Sólo las reservas de trigo podrían aumentar.

Esto significa que las reservas mundiales de cereales al final de la temporada 1983-1984 representarán apenas el 16% de las necesidades de consumo esperadas para el período 1984-1985. Esta cifra está por debajo del nivel mínimo de seguridad alimentaria mundial, que corresponde a un 17% o un 18%, según las estimaciones de la FAO. Y ciertamente es muy inferior a la cifra del 21% que existía a comienzos del período 1983-1984. De esta manera, respecto a sus abastecimientos cerealeros, el mundo dependerá más que nunca del resultado de las próximas cosechas de 1984-1985.

Los países en desarrollo están ya importando más de 100 millones de toneladas de alimentos anualmente. Esta creciente dependencia del exterior en cuanto a sus productos alimentarios básicos representa un grave peligro para el futuro. Esto representa una pesada carga para la balanza de pagos y deja a estos países vulnerables a las presiones exteriores.

P. ¿Y cuál es la situación específica de África?

R. En las zonas occidental, orienta¡ y meridional de África hay 22 países amenazados de escaseces masivas de alimentos que afectan a gran parte de su población total, de 150 millones de habitantes. Yo he formulado algunas llamadas urgentes a la comunidad internacional para ayudar a estos países de manera extraordinaria e inmediata, más allá de la ayuda que reciben normalmente. Para esto convoqué dos reuniones especiales en Roma y me dirigí a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. He recibido ya algunas, respuestas alentadoras y espero recibir más compromisos de apoyo, debido a que la magnitud y gravedad de la crisis está empezando a ser entendida y valorada.

La crisis amenaza con adquirir proporciones aún más dramáticas que aquellas que asolaron a los países del Sehel en 1973 y 1974. Este problema ha sido analizado por la conferencia de la FAO en su reciente reunión del pasado mes de noviembre, cuando se aprobó una resolución pidiendo un aumento del nivel de la ayuda presentada y solicitando a nuestra organización que continúe sus esfuerzos en apoyo a estos países, cosa que evidentemente seguiré haciendo.

Entre tanto, la situación está siendo continuamente controlada por la FAO, específicamente por el grupo de trabajo especial sobre Africa que establecimos en abril del pasado año, cuando la situación alimentaria africana llegó a niveles alarmantes. Por el momento, los 22 países afectados requieren 700.000 toneladas de alimentos y 76 millones de dólares en insumos agrícolas como asistencia inmediata y extraordinaria. Estados Unidos, los Países Bajos y Suiza, entre otros, se han comprometido ya a dar una ayuda adicional, que se verá complementada en el futuro por nuevas promesas de ayuda. Las 700.000 toneladas forman parte de los 3,2 millones de toneladas de alimentos que se estima que necesitarán estos países en el período 1983-1984. No nos olvidemos, a este respecto, que los africanos en promedio están comiendo un 10% menos que hace 10 años y que dependen cada vez más de las importaciones de alimentos.

P. ¿Cuáles son las dimensiones del problema del hambre?

R. En nuestra última encuesta alimentaria mundial realizada hace seis años se estimaba en 435 millones el número de personas desnutridas en el mundo. Esto equivalía a casi el 23% de la población de los países en desarrollo con economías de mercado. Dado el aumento de la población mundial, se estima que esta cifra ha crecido. Estamos ahora trabajando en una nueva encuesta alimentaria mundial para hacer una evaluación más adecuada.

Normalmente, las estadísticas no reflejan la dimensión humana del problema. Especialmente ahora que celebramos el 352 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre no hay motivo para enorgullecerse. El derecho a la alimentación, uno de los principales derechos del hombre, no le es reconocido a muchos seres humanos. Sin embargo, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología y a una acción adecuada, el hambre podría ser una cosa del pasado y no lo que es hoy día: una escandalosa injusticia y una amenaza a la paz y la estabilidad mundial. Por esta razón he reformulado el concepto de seguridad alimentaria mundial de suerte que todos los seres humanos tengan acceso a los alimentos básicos que necesitan.

Es impactante observar cómo entre los 1.340 millones de personas que en 1980 vivían en las áreas rurales de 68 países en desarrollo, casi 700 millones estaban viviendo en condiciones de absoluta pobreza. Y no existe ninguna razón objetiva para pensar que esta cifra haya disminuido. Estos 68 países representan cerca del 85% de la población total de los países con ingresos bajos y medios. Un 85% de los pobres que habitan las zonas rurales de estos países se concentra en dos regiones solamente: Asia y África.

P. Recientemente se le ha prestado gran atención al tema de los recursos fitogenéticos. ¿Podría usted decirnos algo acerca de la naturaleza e implicaciones de este tema y el papel que juega la FAO a este respecto?.

R. Este es indudablemente un tema muy importante para el futuró de la humanidad. La riqueza fitogenética del mundo ha de ser mejor investigada, preservada y puesta al alcance de los productores de plantas y de los objetivos científicos si queremos asegurar el abastecimiento de alimentos a las futuras generaciones.

Este es el propósito de un compromiso internacional sobre recursos fitogenéticos que hemos propuesto a la conferencia de la FAO el mes pasado y que fue aprobado por ella. Los métodos modernos de producción de plantas han acelerado considerablemente el proceso evolutivo de los cultivos y tienden a reducir la base genética de éstos. La fuente primaria para nuevas combinaciones genéticas que pueda permitir el desarrollo futuro de la producción de plantas es la variabilidad de cultivos a que se ha llegado a través de,un proceso milenario de evolución, provocado tanto por fenómenos naturales,como por la intervención del hombre. Esto permite, por ejemplo, mejores rendimientos, adaptabilidad a medioambientes adversos y resistencia a pestes y enfermedades. El compromiso internacional recientemente acordado tiene una fuerte implicación moral más que un carácter jurídicamente obligatorio.

Será guiado y controlado por una nueva comisión sobre recursos fitogenéticos establecida por el consejo de la FAO. El Gobierno español ha dado un ejemplo pionero y generoso al comprometerse a poner su colección fitogenética básica a disposición de la FAO. Espero que este paso sea imitado por muchos otros gobiernos.

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