Más iguales que otros
Paso a contarle, por si lo estima digno de publicación en la sección de Cartas al Director de su diario, unos hechos ocurridos durante el día 31 de diciembre del año 1983, y que en cierta medida tienen reflejo en el editorial del lunes 2 de enero, cuando habla de "las infradotaciones tercermundistas de cualquier ambulatorio real'.A la una de la tarde, estando sola mi hermana en casa, llamó a la puerta una vecina ya mayor con el primer susto en el cuerpo y diciento: "¡Está muerta, está muerta!". Mi hermana acudió a su casa y, tras reconocer a la señora que estaba en el suelo y ver que no estaba muerta, procedió a pedir una ambulancia a la Residencia de la Seguridad Social Gutiérrez Ortega. Una señorita telefonista pasó la llamada a ambulatorio, y puesto un señor al habla, se le comunica que es imposible mandar una ambulancia, ya que necesita que el médico de cabecera firme un papel para luego poder cobrar el servicio, pero que no se preocupase y que la trajera en un coche particular y que éste se le abonaría. Tras explicar que estaban dos mujeres, una de ellas mayor, y que no podían con el peso de la que se encontraba en el suelo, siempre encontraron en la voz anónima la misma respuesta y la negativa de enviar una ambulancia (después supimos que llevan más de dos meses sin cobrar por los servicios que prestan a la Seguridad Social, ya que el presupuesto del año 1983 está agotado).
Mi hermana tuvo que salir a la calle a pedir por favor que alguien se dignara a echarle una mano y poder trasladar a la señora a la residencia. Según se nos dice, se trata de una arritmia y se le pone bajo vigilancia médica y hoy, día 2, sigue en estado comatoso.
Sin embargo, no acaban aquí las sorpresas, y cuando la enferma es trasladada a la habitación en la que habrá de pasar la noche se nos informa que en ciertas dependencias de la residencia no hay calefacción, pero que se permite que llevemos una estufa para caldear la estancia. Preguntando a fuentes solventes, averiguamos que hace más de 20 días que el centro está sin calefacción y que hay médicos que tienen que operar con los jerseis puestos, ya que en los quirófanos tampoco existe.
Yo no he leído el anteproyecto de ley General de Sanidad del señor Lluch, pero si no contempla que en los centros rurales exista un mínimo de calidad asistencial (léase todo lo anterior), que Dios nos coja confesados, porque la salud pública sólo se salvaguardará en los hospitales monstruos de las grandes ciudades. Aunque recordaría que la Constitución nos habla de que "todos los españoles somos iguales", luego diría "pero unos más iguales que otros" o bien que hay algunos ineptos que están permitiendo que este tipo de situaciones valleinclanianas y esperpénticas se produzcan. /
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