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"Nunca temimos por nuestras vidas", aseguran las monjas españolas secuestradas por UNITA

"Nunca temimos por nuestras vidas", afirmaron ayer, a su llegada al aeropuerto de Madrid-Barajas, las dos misioneras teresianas españolas, María Teresa Romero y Julia Montero, secuestradas en Angola por el movimiento guerrillero angoleño UNITA el 5 de septiembre pasado y liberadas el 29 de diciembre.

"Pero si estoy muy bien", aseguraba María Teresa, mientras no cesaban los abrazos y los sollozos por una y otra parte.Ambas misioneras, que pertenecen a la orden de Santa Teresa de Jesús, fueron secuestradas en su misión de Kalulo junto a 300 personas por tres batallones de UNITA, tras un enfrentamiento de los guerrilleros con las tropas regulares.

"Al principio vinieron para buscar soldados cubanos o rusos y se marcharon al comprobar que allí no se escondían soldados extiranjeros. Pero por la tarde volvieron a por nosotras. Nos resistimos, claro, porque nuestro deber era quedarnos allí para seguir trabajando, pero ellos dijeron que peligraban nuestras vidas y nos dieron 40 minutos de tiempo para prepararnos", explica María Teresa.

A partir de ese momento empezó la dura peripecia de las dos religiosas y de sus compañeras a través de la selva por la que marcharon junto a los guerrilleros durante 55 días, tras los cuales tuvieron que afrontar otras semana de viaje en camiones militares hasta llegar al campamento de UNITA, donde pudieron "descansar un poquito".

"Nunca temimos por nuestras vidas", afirmó María Teresa, mientras dejaba correr las lágrimas, refiriéndose a los guerrilleros, "sólo tuvimos miedo por las fieras que andaban cerca de nosotros". Ambas insistieron en el hecho de que el comportamiento de sus secuestradores fue absolutamente respetuoso.

"Nos dieron siempre lo mejor para comer y todos los días celebrábamos misa. Hemos llevado el copón con Jesús Sacramentado como si fuera una procesión de Corpus Christi desde el primer día hasta el último".

Otra monja española permanece en Angola, prisionera de UNITA por "motivos personales" según manifestaron María Teresa y Julia.

Tanto María Teresa Romero como Julia Montero parecían aturdidas entre la multitud de tocas negras y de periodistas. Sus vacilaciones en el momento de responder a los periodistas se desvanecían al contar sus impresiones sobre la visita del papa Juan Pablo II. "Nos ha prometido que hará todo lo posible por conseguir la libertad de las novicias angoleñas que siguen prisioneras de UNITA", declaró María Teresa, y añadió que en las gestiones efectuadas para conseguir su liberación tuvieron gran peso las del Gobierno español y, de forma especial, la intervención del rey Juan Carlos. "Su telegrama a Savimbi impresionó mucho al jefe de UNITA".

Las dos misioneras quieren volver a su misión en Angola, aunque antes de salir del país firmaron un documento en el que se comprometían a no volver hasta el fin de la guerra.

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