_
_
_
_
Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Guiñarse a sí mismo

La admiración que siente Truffaut por algunos de los más importantes autores del cine norteamericano, pero mas aun su pasión por los moldes clásicos del sistema narrativo empleado en Hollywood, lleva jugándole malas pasadas en sus últimas películas. Porque, curiosamente, el mejor cine de Truffaut, el que le lanzó al estrellato cuando al principio de su. carrera contaba con frescura pasajes autobiográficos, poco coincide con las- reglas del industrializado cine de Hollywood, en el que cada autor filtraba sus objetivos personales por entre guiones férreamente cerrados.Cada vez que Truffaut ha decidido hacer una película a la manera de se ha encontrado con un resultado frío, esquemático, sin la posible espontaneidad del modelo. Esa manía por recuperar ahora las tradiciones del Hollywood de los años treinta o cuarenta, que no es exclusiva del director francés, oculta en muchos cineastas un vacío creativo que puede ser alarmante. ¿Qué interés tiene hacer ahora una película convencional, de las que el género ha dado ya desde obras maestras a vulgaridades insoportables? ¿Rendir un homenaje? ¿A quién, para qué? ¿Sonreír ante una imitación a la que la excelente fotografía de Almendros en blanco y negro no puede aportar el glamour que en aquellos años era consustancial al cine?

Vivamente el domingo

Director. François Truffaut. Guión: Trufaut, Suzanne Schiffman y Jean Aurel, según una novela de Charles Williams. Fotografía: Néstor Almendros. Música: Georges Delemie. Intérpretes: Fanny Ardant, Jean Louis Trintignant, Philippe Laudenbach y Caroline Sihol. Francia, 1983.Comedia policiaca. Local de estreno: Rialto.

Vivamente el domingo (disparatado título español que traduce de oído y sin sentido Vivement dimanche, que más ajustadamente significa ¡Qué, llegue el domingo!) es una pelícilla bien realizada, con ese buen gusto por el encuadre, característico de Truffaut; con un ritmo narrativo en el que no hay tiempos muertos ni torpezas repetitivas, pero que comienza a huir de la. memoria del espectador en cuanto éste abandona la sala. Las peripecias de ese agente inmobiliario, sospechoso de dos crímenes que no ha cometido, ayudado por su intrépida secretaria que averigua la identidad del asesino, tienen capacidad de entretenimiento, pero de ahí a considerar que estamos ante un homenaje a Hitchcock media una larga distancia. Sin necesidad de ser un apasionado defensor del mago del suspense, salta a la vista que la malicia de Hitchcock para complicar historias simples o para divertirse con sorpresas es algo que Truffaut no domina tan claramente. Su admiración es más ingenua que sustancial. A Truffaut le gusta el cine como a un niño un balón: con candor.

Los elementos que formaban parte del cine policiaco clásico correspondían a términos de la época. Ahora no sólo se ha ampliado la libertad de expresión para que el cine acceda a temas tabú (otra película francesa, El membrillo, ahora en cartel, así lo demuestra), sino que una sensibilidad distinta exige su reproducción en la pantalla. Cierto que Vivement dimanche contiene guiños de humor, pero no sólo de guiños vive el cine ni debería vivir un autor que tantas excelentes películas nos ha dado con anterioridad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_