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El obispo Schlaefer asegura que abandonó voluntariamente Nicaragua para ayudar a los misquitos en su huida a Honduras

El obispo de la diócesis de Bluefields, el norteamericano Salvador Schlaefer, abandonó voluntariamente el territorio nicaragüense en unión de unos 2.000 indios misquitos en su huida hacia Honduras. Desmintiendo las informaciones del Gobierno de Managua, el prelado aseguró en la madrugada del viernes en Tegucigalpa que acompañó a la expedición de indígenas "simplemente porque son mi rebaño, al que quiero mucho" y que tiene la intención de volver a Nicaragua antes de, dos semanas. Las autoridades sandinistas dicen que puede volver "cuando lo desee" pero que deberá aclarar sus "contradicciones" y "omisiones".

Contrariamente a lo afirmado por diversas organizaciones antisandinistas, el viaje de Schlaefer no se debió a motivos políticos, y en ningún momento se produjeron actos de hostigamiento. "Escuchamos algunos ruidos de combates y de bombas cayendo cerca de nuestra caravana, pero nunca vimos nada", aseguró el obispo en una conferencia de prensa celebrada en la capital hondureña, poco después de llegar a la misma sano y salvo, informa Efe.La reunión con los periodistas tuvo lugar en la Nunciatura Apostólica de Tegucigalpa, adonde el obispo fue trasladado por la fuerza aérea hondureña, que lo recogió en la comunidad misquita de Rus Rus. SchIaefer llevaba barba de cuatro días y parecía estar muy agotado por las largas caminatas. Vestía camisa azul por fuera del pantalón, botas militares y un pantalón verde oliva, también militar.

Salvador SchIaefer aseguró que se sintió "muy seguro en la selva, junto a los misquitos, que me cuidaron como a un niño". Accedió de forma voluntaria a acompañar a "mis hermanos, que conozco desde hace 20 años", sin presión alguna, y porque "sabía que podría serles útil". En su opinión, la huida de los habitantes del poblado de Francia Sirpe se debió exclusivamente a motivos religiosos, "porque pensaban que el Gobierno de Managua se inclina hacia el marxismo, lo que se opone a su sentido espiritual de la vida".

El obispo explicó que, en su opinión, los misquitos de Francia Sirpe tenían preparada su huida a Honduras antes de su llegada a la población, "ya que muchos de ellos habían preparado sus cosas y sólo se quedaron los que no estaban de acuerdo". Posteriormente, siempre según el prelado, las tropas del grupo indígena Misura se prsentaron también en Francia Sirpe y comenzaron a pedir a la población que abandonaran el lugar y que muchos de los habitantes respondieron inmediatamente a las exigencias de los guerrilleros.

Schlaefer dijo también que entre los misquitos "sé de algunos que no están de acuerdo con las decisiones de Managua, pero no puedo decir si apoyo lo que piensan o no". En todo momento, se negó a contestar las preguntas relativas a opiniones personales sobre la actitud de las autoridades sandinistas, si bien manifestó que desea que la paz "se instaure en Centroamérica por encima de las diferencias ideológicas".

El obispo de Bluefields aludió al riesgo corrido durante la marcha, recordando: "El Papa me envió para servir al pueblo, no a un grupo o Gobierno, y en algún lugar debe uno morir algún día".

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Salvador Schlaefer tiene la intención de regresar a Nicaragua antes de dos semanas y no espera represalias por parte de las autoridades de este país, si bien recordó que, hace un año, "la oficina de migración y la de seguridad del Estado me enviaron un par de veces a Managua, amenazando con sacarme del país, pero no lo hicieron". El obispo afirmó textualmente: "Regresaré con el resto de mi grey a Nicaragua, a Bluefields, no le tengo miedo a la muerte y no creo que los sandinistas vayan a hacerme algo o a matarme".

Por su parte, las autoridades sandinistas declararon que Schlaefer puede regresar a Nicaragua "cuando quiera" y que también pueden hacerlo el sacerdote norteamericanos Wendelin Shafer y los dos diáconos nicaragüenses. La cancillería de Managua estimó que el obispo hizo las declaraciones de Tegucigalpa "en difíciles circunstancias" y que en la conferencia de Prensa se hallaban "representantes de la contrarrevolución". El diario oficial Barricada, tras examinarlas "contradicciones y omisiones" en las afirmaciones del obispo, dijo que éste deberá aclararlas cuando regrese al país.

Versiones contrapuestas

El obispo Schlaefer está considerado como un hombre moderado, partidario de mantener abierto el diálogo con el Gobierno. En varias ocasiones, participó en actos oficiales, como el cierre de las sesiones legislativas del Consejo de Estado en diciembre de 1981. De ahí las dudas sobre una actuación que, en principio, parece suponer un claro enfrentamiento con las autoridades sandinistas.Versiones recogidas en Managua contradicen parcialmente las manifestaciones del obispo de Bluefields y sugieren que la huida del prelado hacia Honduras no fue voluntaria, y que se prdujo tras un ataque a Francia Sirpe de grupos antisandinistas. Dos misquitos que aseguran haber huido de sus captores manifestaron que unos 3.000 guerrilleros entraron en la población, saquearon una empresa, estatal agrícola y reunieron a toda la población en la plaza.

La misma versión, recogida por el enviado especial de EL PAIS Jesús Ceberio, establece que el prelado, que había llegado a Francia Sirpe el día anterior, se negó a entregar a los asaltantes la llave de su jeep y, en varias ocasiones, le vio discutir con ellos y ser objeto de malos tratos.

El Gobierno de Managua dio cuenta primeramente de que el obispo había sido objeto de un secuestro y, más tarde, lo dio por muerto a manos de la guerrilla antisandinista. La supuesta acción rebelde fue considerada como "parte de las actividades contrarrevolucionarias decididas por los servicios de información norteamericanos de la CIA". En Tegucigalpa, la Fuerza Democrática Nicaragüense, la organización indígena Misura y la Alianza Revolucionaria Democrática -todos ellos grupos antisandinistas- intentaron aprovechar el episodio para mostrar al Gobierno de Managua como "farsante y asesino".

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