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El Liceo de Barcelona expulsa a un abonado acusado de perturbar las representaciones

La dirección del Liceo expulsó de la sala, el pasado domingo, al abonado Luis Angel Cattoni, que asistía a la última representación de Aida. El lunes, el espectador afectado por la medida se entrevistó con el gerente de la entidad, Lluís Maria Andreu, quien le mostró una carta de queja de otro abonado sobre su conducta y le comunicó que no podía asistir a nuevas representaciones en el Liceo. Andreu lo citó para el 20 de enero. Cattoni es un aficionado que asiste desde hace 17 años al Liceo. Esta temporada había comprado su primer abono.Luis Ángel Cattoni ha manifestado a este diario que la medida tomada atenta a la libertad de expresión del espectador quien, mientras no interrumpa la representación, puede manifestar -y así es tradición-, tanto con aplausos como con pataleos, su opinión sobre el espectáculo que se le ofrece. "Al finalizar el primer acto de Aida, y como el público no reaccionaba favorablemente, levantaron el telón para provocar más aplausos corteses. A pesar de la mediocridad general del montaje, únicamente protesté por la dirección de escena. Dos personas se dirigieron al acomodador quejándose por mi conducta. Éste me pidió que fuera a las oficinas de la dirección. Me negué. Al poco rato, el jefe de acomodadores se acercó a mi butaca acompañado de dos policías nacionales y me expulsaron do¡ Liceo. El lunes me entrevisté con el gerente. Éste me mostró una carta de otro abonado -afirmando que tenía otras 15 en idéntico sentido- en la que se quejaba de mi conducta y de la de mis acólitos. El señor Andreu dio a entender que íbamos al Liceo para cargarnos los montajes". Cattoni lamenta la decisión del Liceo y más en una época en que, como él mismo reconoce, se hacen notables esfuerzos para mejorar la oferta lírica. "Pero ello no quiere decir que cuando se ofrece un espectáculo mediocre, el espectador no tenga derecho. a protestar por ello". Cattoni ha dirigido los coros en las versiones de opera presentadas en las temporadas del Grec.

El gerente del Liceo mantiene otra versión de lo sucedido. "De entrada ha de quedar claro que no se trata de una represalia de la sala hacia uno de sus abonados, sino una decisión tomada a partir de la queja de otros abonados. Si siempre hemos tenido un enorme respeto hacia nuestros espectadores, ahora debemos aumentarlo en consideración al estatuto público de la sala". Según Andreu, la queja de un par de espectadores el domingo pasado no habría provocado tal medida si no existieran quejas precedentes sobre la misma persona. Andreu mostró a este diario una de esas cartas en la que el firmante pedía que la gerencia hiciera uso de su derecho a reservar la admisión de público a la sala en este caso "o lo echaremos a patadas". Para Andreu se trata de un problema de orden público.

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