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El Parlamento Europeo congela el pago de las devoluciones al Reino Unido y a la República Federal de Alemania

Andrés Ortega

Tras el rotundo fracaso de la cumbre de Atenas, el Parlamento Europeo dio ayer pruebas de responsabilidad al votar en Estrasburgo a favor de un presupuesto de la CEE para 1984 con claras indicaciones políticas. Por una parte decidió congelar el pago de una devolución aLondres y a Bonn, dejando furiosos a los eurodiputados británicos. Por otra parte, con este presupuesto la CEE se queda sin margen de maniobra: no habrá dinero ya para aumentar los precios agrícolas en 1984. La CEE ha dado así un paso más hacia su gran crisis financiera.

Tras derrotar por una amplia mayoría una propuesta de los británicos -por una vez unidos laboristas y conservadores- de rechazar el presupuesto en su totalidad, el Parlamento Europeo decidió por 268 votos frente a 73 y una abstención congelar el equivalente de 156.000 millones de pesetas destinados a reembolsar al Reino Unido y a la República Federal de Alemania por sus contribuciones de 1982 a la CEE. El Parlamento quiere así que se encuentre en una próxima cumbre europea una solución duradera a este problema del equilibrio de las contribuciones.

Crisis financiera

Al fijarse el presupuesto para 1984 en lo equivalente a 3,3 billones de pesetas -ligeramente más que lo deseado por los ministros-, la CEE llega casi a tocar el techo de sus recursos propios: sólo quedan 390 millones de pesetas, y se calcula que un punto de aumento en los precios agrícolas cuesta 13.000 millones de pesetas. La CEE avanza, pues, hacia una crisis, pues estos cálculos están además plantea dos desde una perspectiva optimista de ingresos y de la situación agrícola mundial. Cualquier ligera crisis llevaría a la CEE a la bancarrota o a no poder actuar. Medios de la Comisión Europea estiman que habrá ya en febrero un agujero de 260 millones de pesetas, lo que forzará a ahorrar y reducir los gastos.

Así, se aproxima la fecha en la que la CEE se verá forzada a tomar una decisión para el aumento de sus recursos propios, decisión de la que depende el ingreso de España y Portugal. Cabe recordar que este presupuesto, que tanta tinta y saliva se ha tragado, representa un 0,98% del producto interior bruto de los diez o el volumen de negocios de una em presa media del petróleo. La CEE, debido a estas cantidades, pasa por la crisis más grave de su historia.

El Parlamento Europeo tuvo un gesto simbólico al destinar el equivalente a 78.000 millones de pesetas a créditos destinados a la creación de un espacio industrial europeo, créditos que todo el mundo sabe no podrán ser efectivos hasta que la CEE no decida aumentar sus recursos propios. El aumento de gastos respecto a la propuesta de los ministros de Finanzas responde a un deseo del Parlamento de destinar fondos a nuevas políticas industriales, sociales y regionales.

El Consejo de Ministros de la CEE habrá de reunirse en fecha próxima para, si acaso, oponerse a esta decisión. Es improbable, por otra parte, que la Comisión decida recurrir a la Corte de Justicia Europea en contra del Parlamento, pues ello obligaría a funcionar a la CEE con fondos fijos e inflexibles, mes tras mes, de una duodécima parte del presupuesto de 1983.

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