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Enfrentamiento directo Estados Unidos-Siria

Dos aviones norteamericanos, derribados en Líbano cuando participaban en un bombardeo contra, las posiciones sirias

Veinticuatro aviones de la fuerza aeronaval norteamericana bombardearon ayer, a las siete de la mañana (hora peninsular española), baterías y misiles antiaéreos de las fuerzas armadas sirias en la zona, norte de la montaña libanesa del Chuf, situada a una veintena de kilómetros al noreste de Beirut, provocando de esta forma el primer enfrentamiento directo entre Estados Unidos y Siria, país aliado de la Unión Soviética.Durante el ataque aéreo -desencadenado oficialmente, según el Pentágono, en represalia por los disparos efectuados el sábado por la artillería antiaérea de Damasco contra aviones de reconocimiento norteamericanos-, dos bombarderos, un Corsair A-7 y un Intruder A-6, fueron derribados al ser alcanzados por misiles sirios tierra-aire Sam-6 o Sam-9, de fabricación soviética, guiados probablemente por radar.

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El aparato Corsair A-7 se estrelló contra una casa de la localidad costera libanesa de Junieh, a 15 kilómetros al norte de Beirut. Los seis ocupantes de la vivienda resultaron heridos. Su piloto, el comandante Edward Andrews, de 41 años, logró saltar en paracaídas y cayó en el mar Mediterráneo, donde fue recogido por un guardacostas libanés en el que permaneció hasta que un helicóptero norteamericano llegó a recogerlo para transportarlo hasta el portaviones Independence, donde fue atendido de una herida en la mano izquierda.

El piloto y copiloto del Intruder A-6, el mejor bombardero estadounidense después del B-52, consiguieron también saltar en paracaídas, pero uno de ellos fue alcanzado por los disparos de elementos intontrolados -según la emisora de radio de la falange cristiana La Voz de Líbano- y su cuerpo sin vida yacía en el pueblo de Kfar Selwan, mientras su compañero fue capturado por el Ejército sirio, que controla la región. Otras versiones aseguran que se encuentra también prisionero de las tropas sirias.

Los demás aparatos que participaron en el ataque y los F-14 Tonicat que les escoltaban regresaron a los portaviones Independence y J. F. Kennedy, que junto con el Eisenhower y una treintena de barcos de guerra de la VI Flota navegan desde hace un mes en aguas territoriales libanesas. El Independence intervino hace mes y medio en la invasión de la isla caribeña de Granada.

Un portavoz militar sirio aseguró en Damasco, sin embargo, que la artillería antiaérea siria había destruido tres aviones norteamericanos y apresado a uno de sus pilotos. Poco después, el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Abdel Halim Jadam, anunció por radio que su Gobierno tenía la intención de pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que "tome las medidas adecuadas para poner término a la política agresiva adoptada por EE UU en Oriente Próximo". Halim Jadam envió también mensajes en el mismo sentido a los dirigentes de la Liga Árabe y a la presidenta del movimiento de los no alineados, Indira Gandhi. "Estas acciones agresivas", prosiguió Jadam, descubren los objetivos políticos de EE UU en la región, sus complós y el papel de sus fuerzas en Líbano y el Mediterráneo".

Un balance sirio del bombardeo señala que dos de sus soldados han muerto, 10 han resultado heridos y un vehículo militar y un depósito de municiones han sido destruidos, pero fuentes militares occidentales sospechan que el daño causado y el número de víctimas es mucho más elevado.

El derribo de los dos aparatos norteamericanos, que fueron escoltados por cazabombarderos mientras otro avión provisto de un sofisticado sistema electrónico para desviar los misiles surcaba el cielo de Beirut, se explica, según fuentes militares, por la escasa velocidad y la altitud de 2.000 metros a la que operaban, que les convierte en blancos muy vulnerables.

Fuentes allegadas a la fuerza multinacional calificaron el ataque norteamericano de "relativo fracaso, desde el punto de vista militar, a causa de la pérdida de dos aparatos".

El Pentágono reveló ayer que el Ejército sirio estacionado en el centro y norte de Líbano disparó el sábado por lo menos 10 misiles tierra-aire y varias ráfagas de baterías antiaéreas contra cazabombarderos F-14 que efectuaban un vuelo de reconocimiento, y que no respondieron a este ataque a pesar de "constituir una seria y abierta amenaza contra la misión de la fuerza multinacional" destacada en Beirut desde septiembre de 1982 e integrada por EE UU, Francia, Italia y el Reino Unido.

Los aviones embarcados en los tres portaviones llevan a cabo vuelos de reconocimiento desde septiembre y aunque han sido atacados desde tierra, "su propósito es", precisó el Pentágono, "únicamente defensivo y nunca han desarrollado actividades hostiles".

Los 1.600 marines del contingente norteamericano estacionados en torno al aeropuerto de Beirut -cerrado desde el miércoles- fueron puestos en estado de máxima alerta a raíz del ataque aéreo de ayer.

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