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OPERA

Un brillante y discutible 'Buque fantasma'

El resurgimiento de la afición hacia la ópera y sobre todo el renovado interés que dentro de este campo se manifiesta hacia el género italiano han producido actualmente una cierta revalorización de aquellas obras que, perteneciendo al sector estético geriátrico, tienen evidentes connotaciones con planteamientos provinentes o derivados del bel canto.Éste es el caso de El buque fantasma, una de las primeras creaciones de Richard Wagner, la cual desde hace unos años se repone con relativa frecuencia, circunstancia que de algún modo no se producía en tiempos aún no muy lejanos.

Intuición

El buque fantasma

De R. Wagner. Sirnon Estes (El Holandés), Gwyneth Jones (Senta), Peter Meyent (Daland), Gerd Brenels ('Erik). Marita Dybbers (Nodnza) y A Ido Baldin (Marinero). Dirección: Georg A lexander Albrecht (musical) y Werner M. Esser (escénica). Producción: Bühnen der Stadt KNn. Liceo. 28 de noviembre de 1983.

Realmente son muchos los valores que encierra esta producción primeriza wagneriana, pues en ella el compositor se orienta ya hacia sus concepciones operísticas ulteriores, utilizando fórmulas -quizá más intuidas que maduradas- de seguro efecto dramático que luego desarrollará en la Tetralogía y en Tristán el soldado igualmente, ya aparece aquí su idea filosófica, que confiere a los personajes de sus dramas líricos un carácter más simbolista que humano, al encarnár ideas antes que sentimientos...Pero, asimismo, en El buque fantásma afloran muchos elementos de indeclinable influencia italiana, como pueden serlo algunas inflexiones melódicas de factura rossiniana o incluso belliniana, así como en un enfoque dirigido primordialmente al lucimiento de la voz que deja en un relativo segundo término el factor expresionista, tan importante en la posterior producción operística de Wagner.

Desajustes

Seguramente fue por estas causas por las que la reposición de El buque fantasma en la actual temporada del Liceo tuvo toda la brillantez y la fuerza espectacular que se manifiestan en las óperas italianas, donde la trama dramática es puro y simple motivo de exaltación del elemento líricovocal, y ésta fue la razón de que el montaje entusiasmara y emocionara al numeroso público asistente, a pesar de que se percibieran algunos desajustes -fácilmente subsanables en las próximas funciones- tanto en la orquesta como en las intervenciones de los cantantes y en la coordinación, excesivamente estática, del movimiento escénico. Así, puede afirmarse que Simon Estes impresionó por sus portentosas facultades vocales y la bella inflexión de su canto; no obstante, su interpretación de la figura de El Holandés careció de aquella aura misteriosa y trágica. Igualmente, Gwyneth Jones superó con facilidad, firmeza y gran fuerza emotiva la particella de Senta, pero no subrayó con suficiente claridad la mezcla de ingenuidad y fatalismo que revela el personaje.Fueron, quizá, Peter Mevent, Aldo Baldin y Gerd Brenels quienes en sus brillantes íntervenciones se identificaron con mayor acierto con la idiosincrasia de sus respectivos personajes.

Del "sino modo, en la reposición de la obra, en ostentosa y lujosa producción de la ópera de Colonia, destacó la labor del coro y la dirección, dirigida a resaltar efectismos de grandilocuencia sonora de Georg Alexander Albrecht, no siendo del todo satisfactoria la tarea del regista W. M. Esser, al no cuidar el movimiento de la escena ni tampoco su iluminación.

El buque fantasma es la tercera ópera que ofrece el Liceo en su temporada 83-84, que abrió con Carmen y prosiguió con el montaje, ya presentado en Madrid, de Falsttaf dirigido por Lluís Pasqual, quien, la misma semana, estrenó un Shakespeare en el teatro Lliure de Barcelona.

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