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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las aventuras del hombre lobo en Japón

Se han dado tantas vueltas a los mitos de la literatura de terror, que su primitivo sentido se ha deteriorado hasta lo irreconocible. En lugar de ahondar en las voluntarias o involuntarias significaciones de los hombre! transformados en lobos, desdoblados en personalidades antagónicas o reprimidos por sus dueños, el cine de consumo ha abaratado la magia de esas pesad¡llas para corretear por vulgares episodios de perseguidores y perseguidos, de buenos y malos.Jacinto Molina lleva varios años tratando esos mitos en la esperanza de encontrar una luz nueva que los revitalice, coincidiendo así con el cine de terror de otros países, que, en términos generales, tampoco encuentra ya la diana: en su lugar, derrocha litros de pintura roja o maquetas de miembros amputados, confundiendo el terror con el asco.

La bestia y la espada mágica

Guión y dirección: Jacinto Molina. Fotografia: Julio Burgos. Música: Angel A rteaga. Intérpretes: Paul Naschy, Sigheru Amachi, Beaffiz Escudero, Junco Asahani, Violeta Cela, Yoko Fuji. Terror. Hispano-japonesa, 1983.Local de estreno: Gran Vía.

Sin utilizar esos trucos, jacinto Molina ha viajado por la obra del marqués de Sade, los licántropos, los vampiros, las momias, los doctores Jekyll, los jorobados de la Morgue y hasta algún que otro Tarzán, mejorando en cada caso su ambición, pero limitándose siempre al tópico. El propio género ha perdido su rumbo: vive del pasado para consumo rápido de espectadores sin exigencias.

La bestia y la espada mágica es una rara combinación de exotismo y de licantropía. Trasladado el hombre lobo al Japón medieval, muerde y asesina nipones cada cinco minutos, que es el tiempo narrativo que la película marca para cada luna llena.

Es un licántropo que sufre tanto, que su viaje a Japón se justifica por la búsqueda de un sabio que pueda curarle de la desgracia que padece. Su caso no es el del incontrolado deseo de cualquier ciudadano sin erotismo reprimido, o de una enfermedad que los demás creen originada por el demonio, sino, efectivamente, una maldición ordenada por una bruja resentida porque mataron a su novio.

Esfuerzo para alargar

La narración se alarga con esfuerzo, repitiéndose en secuencias mal resueltas o parlamentos redichos, invitando a veces a la sonrisa antes que al espanto.En este sentido, los sucesivos ataques del hombre lobo a los pacíficos japoneses que pasan por allí se resuelve con un visto y no visto, apoyado en gritos delirantes del lobo que salta con estiépito. Mucho cadon piedra tras las simpáticas intenciones. Antigüedades débilmente imitadas antes que novedad auténtica.

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