Crónica dramática de la espera de un 'ex vuelo'

Uno de los pasajeros que ante anoche no pudieron abordar el anunciado y dramáticamente cancelado vuelo Madrid-Bogotá desde el aeropuerto de Barajas había bromeado dos horas antes del siniestro con sus compañeros de viaje: "Cuidado, que viajan dos ex presidentes", dijo, señalando que irían en el viaje el ex presidente boliviano Luis Adolfo Siles Salinas y el ex presidente colombiano Misael Pastrana Borrero. Con la misma ironía, otro pasajero anónimo del vuelo que jamás zarpó comentó en voz alta: "¡Como no viajen también en un ex vuelo!".Al contrario de lo que ocurre con las noticias dramáticas, la impresionante información del siniestro del avión colombiano incendiado cerca de Madrid en la madrugada del domingo llegó a cuentagotas a los que esperaban la escala para dirigirse a Colombia Pasajeros en general y personajes de la literatura española que aguardaban en el bar de la terminal de Barajas la salida del avión supieron que el vuelo se había retrasado y luego que había sido cancelado, sin que en ninguna de las comunicaciones fuera introducida ninguna nota sobre la gravedad de las causas. Uno de los pasajeros, inquieto por la tardanza en la salida del avión, decidió llamar a su domicilio madrileño para advertir de la demora en la salida. En su casa ya habían oído por radio que ese vuelo se había detenido definitivamente en los aledaños de Mejorada del Campo.

Los académicos españoles Luis Rosales, -Guillermo Díaz-Plaja y José García Nieto, junto con otros escritores que habían sido convocados para participar en Colombia en un homenaje a la generación del 27, estaban entre los que esperaban en Madrid la llegada del Boeing. Con ellos estaba el profesor Ricardo Gullón, que ayer lloró la suerte de los que iban a ser sus compañeros de viaje y que por la tarde comentó: "Estamos vivos de milagro". Díaz-Plaja habló de la dimensión colectiva de la tragedia, "cuya noticia nos llegó de manera escalonada y brutal". José Gerardo Manrique de Lara estaba sobrecogido. José García Nieto describió el clima que vivió: "Los que íbamos a viajar estábamos aislados o congelados, faltos de noticias; creíamos, en esa atmósfera, que el retraso era normal, y la ausencia de información".

Luis Rosales supo de la tragedia cuando ya había pasado hora y media del siniestro; se lo dijo un taxista demudado. "Claro, nos lo ocultaban por el sigilo que se observa en estos casos, pero la cara del taxista no nos pudo mentir. Lo que nos extrañó es que nos sugirieran las autoridades del viaje que hiciéramos uso de un hotel cercano hasta que saliera el vuelo, cuando la mayor parte de nosotros tiene casa en Madrid". En un mundo "tan pendiente del azar", la catástrofe no amilana al poeta de La casa encendida: "¿Qué vamos a hacer ahora? Si nuestra expedición se mantiene, debemos hacer lo mismo que hicieron los restantes escritores que venían de París y que se dirigían a Colombia con igual propósito: creo que debemos viajar a Bogotá, como hacían los muertos". La mayoría de estos escritores salieron a la 1.30 de la madrugada de hoy con destino a Bogotá.