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El Senado no autoriza el procesamiento de Barral al votar en contra mas de 40 socialistas

Gabriela Cañas

El senador, escritor y editor Carlos Barral no será procesado por un presunto delito de injurias contra un editor. El Pleno del Senado votó ayer en contra de conceder permiso al Tribunal Supremo para realizar el procesamiento y, por tanto, la inmunidad parlamentaria hará que el senador socialista no tenga que defenderse de las acusaciones bechas por Francisco Gracia, persona cruelmente retratada en el libro de Barral Penúltimos castigos. La votación -99 votos a favor y 84 en contra- supone que más de 40 senadores socialistas rompieron la disciplina de voto de su grupo, partidario, como el escritor, de aprobar el suplicatorio.

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El móvil de la querella

La indisciplina motivó una reunión urgente del Grupo Socialista en la que se barajaba ayer la posibilidad de una dimisión en bloque de los dirigentes del grupo. La Comisión de Suplicatorios, reunida el pasado día 16, había votado a favor de la aprobación del suplicatorio. El Grupo Socialista era y sigue siendo el más convencido de que la inmunidad parlamentaria no puede ser una patente de corso. El Pleno de la Cámara, sin embargo decidió ayer todo lo contrario. Los resultados de la votación incluso fueron acogidos con una masiva salva de aplausos.Al término del debate -secreto, como dispone el reglamento para casos de suplicatorios-, Juan José Laborda, portavoz del Grupo Socialista, manifestó su indignación: "La cultura no debe defenderse con prerrogativas parlamentarias. Creo que hay una confusión de base. Aquí no teníamos que juzgar a Carlos Barral, sino dejar paso libre a la justicia, ya que la inmunidad parlamentaria se ha de aplicar sólo cuando se trate de casos políticos".

Laborda, ostensiblemente contrariado por la decisión tomada por el Pleno, esgrimió de nuevo la tesis de su grupo en cuanto a la voluntad del mismo de romper con el corporativismo. Una vez conocido el resultado de la votación secreta -hecha con bolas blancas y negras-, Laborda se reunió con los miembros dirigentes de su grupo parlamentario para analizar la situación. "Es evidente", dijo, "que más de 40 senadores socialistas han roto la disciplina de voto". "Tenemos que planteamos seriamente la dimisión en bloque", dijo Juan González Bedoya, dirigente del Grupo Socialista.

"Creo que Laborda se ha equivocado", dijo Pere Portabella, del Grupo Mixto, que hizo una larga exposición en el Pleno contra el suplicatorio. "La Cámara tiene un compromiso corporativo, y, como tal corporación, debía definirse y tomar una postura. Yo he defendido en la Cámara que la creación hace una nueva realidad, que deja de ser la realidad misma. Por tanto, no hay motivo de delito en una obra de creación, porque, si no, apaga y vámonos".

"Antes que a Barral se nos iba a juzgar a nosotros", añadió Portabella, "y era una actitud vergonzante la de aceptar ese suplicatorio, aceptar que puede haber un delito de injurias en una obra de creación. Creo que el resultado de la votación es más solidario de esta manera con periodistas, escritores y demás. De esta forma defendemos el derecho a la creatividad y a la libertad de expresión. Si hubiéramos aceptado el suplicatorio habríamos levantado la veda".

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La Cámara y los partidos

Luis Fernández Madrid, portavoz del Grupo Popular, cuyos miembros tuvieron libertad de voto, dijo: "Por primera vez ha prevalecido la Cámara sobre los partidos. Había que defender la inmunidad parlamentaria porque es una tradición. Yo he hablado en mi intervención de casos como el de Manuel Azaña, que negó el suplicatorio contra un senador acusado de un delito de sangre, y el de Indalecio Prieto, que tampoco dejó que juzgaran a José Antonio Primo de Rivera por una acusación de tenencia ¡lícita de armas".

Carlos Barral, por su parte, que anduvo durante las casi dos horas de debate deambulando nervioso por los pasillos del Senado, estaba visiblemente emocionado después de conocer la noticia. "Estoy realmente confundido", dijo. "Sigo pensando que, como escritor, era más coherente comparecer a juicio, pero esta decisión no puede por menos que enternecerme".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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