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Crisis en el Mediterráneo oriental

Las represalias de Israel y Estados Unidos en Líbano apuntan a Damasco

Los ataques de la aviación israelí contra las bases chiitas situadas en el valle de la Bekaa, cerca de Baalbek (centro de Líbano), en el sector sirio, constituyen, en opinión de medios políticos de Jerusalén, una acción punitiva contra los "voluntarios de Jomeini "esperada" desde la explosión, el 4 de noviembre pasado, del coche bomba en Tiro, que provocó la muerte de 29 israelíes y 32 libaneses y palestinos. Pocos días antes, dos camiones cargados de explosivos produjeron la muerte en el cuartel general norteamericano en Beirut de 239 infantes de Marina estadounidenses, 58 soldados franceses y 5 civiles libanesesLos expertos militares israelíes no creen que el ataque aéreo del miércoles sea la última acción de Israel en este asunto. Según una importante fuente diplomática, ni los norteamericanos ni los israelíes han renunciado a la idea de una amplia acción de represalias contra los que, en Jerusalén y en Washington, se consideran como los "auténticos responsables" de los atentados suicidas realizados por un comando irano-chiita. Esta fuente considera que "los responsables se encuentran en Damasco".

El inicio de la estación lluviosa en Oriente Próximo y también, evidentemente, serias consideraciones políticas, tales como la incertidumbre sobre la posible reacción de los soviéticos, han mitiga do la cólera de EE UU. Washington ha renunciado, momentáneamente, a adoptar represalias masivas contra Siria. Unas represalias que deberían ser coordinadas y ejecutadas conjuntamente con el Estado hebreo.

Al principio, los israelíes se habían abstenido de reaccionar y esperaban las represalias norteamericanas a raíz del atentado contra los marines en Beirut. Sin embargo, los aviones estadounidenses, a pesar de las declaraciones del presidente Reagan y el movimiento de la sexta flota norteamericana hacia el Mediterráneo oriental, se contentarón con sobrevolar, durante algunos días, la región de Beirut.

Cuestión de credibilidadIsrael, sin embargo, no podía permitirse ignorar el atentado contra el cuartel general militar de Tiro. A menos de perder toda credibilidad en la región, el Gobierno de Tel Aviv debía reaccionar y atacar las bases desde donde se supone que partieron los autores del atentado.

"Hemos hecho lo que Estados Unidos debería haber hecho", declaró el miércoles por la noche el primer ministro, Isaac Shamir, a Donald Rumsfeld, enviado especial del presidente norteamericano, que llegó . a Jerusalén procedente de El Cairo, donde se había' entrevistado durante dos horas con el presidente Hosni Mubarak.

En la Administración Reagan, un poderoso lobby en el que se en cuentra el ex director del Consejo Nacional de Seguridad, William Clark, así como Henry Kissinger e influyentes miembros del Pentágono, puede tener como objetivo prioritario convencer al presidente Reagan de la necesidad -y sobre todo de la posibilidad- de derrocar al régimen de Hafez el Assad.

Debilitado por la enfermedad y aislado en el mundo árabe, el presidente sirio se enfrentaría, además, a dificultades internas. Su hermano, Rifaat Assad, jefe de los servicios de seguridad sirios, que durante años ha apoyado lealmente al presidente, podría estar Profundamente descontento con la política seguida de cara a la OLP y a los norteamericanos.

Se sabe que, hace más de un año, Rifiaat Assad se entrevistó con Ariel Sharon en un hospital cercano a Nueva York para debatir sobre la división de Líbano entre Siria e Israel. Rifaat podría haber aconsejado, en vano, a su hermano un acercamiento a EE UU.La decisión de la Administración Reagan de interrumpir la ayuda financiera concedida a Damasco puede haber provocado una nueva y grave disputa entre Hafez y Rifaat Assad. En estas condiciones, el lobby guerrero en Washington estima que bastaría sólo una "derrota militar importante" para provocar la caída del régimen sirio actual, derrocar a Hafez el Assad y sustituirlo por un Gobierno proamericano. Los dirigentes de este lobby insisten en afirmar ante el presidente Reagan que es posible y urgente propiciar el inicio de una amplia ofensiva israelí de represalias contra Siria al finalizar el invierno. Para ello sería necesario prometer al Gobierno de Shamir no sólo un apoyo político y diplomático total y una cobertura aérea y logística de la sexta flota, para disuadir a los soviéticos de una posible intervención al lado de los sirios, sino también una contribución financiera importante, que superaría el coste de las operaciones militares y facilitaría la recuperación de la economía israelí emprendida últimamente. Este es el escenario previsto para la próxima primavera, que el presidente Reagan está invitado a ratificar.

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