Desinterés de la coalición italiana en el debate sobre los cohetes nucleares

El debate sobre la instalación de los euromisiles en Italia, prevista para la próxima primavera en la base siciliana de Comiso, congregó en el Parlamento a más observadores -periodistas y embajadores- que diputados.A la intervención del primer ministro, Bettino Craxi, asistieron, de los diputados pertenecientes a los cinco partidos que forman el Gobierno, 20 democristianos de los 216 que tienen escaño, 24 de los 74 socialistas, 5 de los 29 republicanos y 4 de los 16 liberales. Los que sí estuvieron presentes fueron los diputados de la oposición, que no ahorraron el calificativo de vergonzosas a estas ausencias. Todos, menos los que se quedaron sentados en la puerta cantando canciones pacifistas y acabaron en comisaría. Cuatro diputados comunistas resultaron heridos al intervenir la policía.

Por lo que se refiere a la posición, del Gobierno, el presidente Craxi fue muy tajante: plena fidelidad a los acuerdos internacionales suscritos por Italia hace cuatro años. Entonces, dijo Craxi, se comprobó el "predominio en misiles de los soviéticos". Las cosas, desde entonces, no han cambiado y no ha sido posible llegar a un acuerdo común. Por eso, los misiles se instalarán en Comiso, como se decidió en 1979.

Craxi insistió, sin embargo, en que la vocación de Italia y de Europa es la de la paz. Con cierta ironía manifestó que es absurdo pensar que Europa tenga intención de atacar a la Unión Soviética. "Nosotros no amenazamos a nadie", dijo el presidente socialista, "pero tampoco podemos permitir que se nos amenace".

Según el primer ministro, la instalación de los misiles será parcial por el momento, y sólo en 1988 será completa, de ahí que todavía "haya aún tiempo para negociar".