Historias para la radio
Las comedias costumbristas sustituyen hoy al viejo serial lacrimógeno, pero la expectación ya no es la misma que antes
Dicen que los periodistas tienen la culpa, que los seriales radiofónicos ya no son rentables, que los tiempos de Sautier Casaseca son historia. Otros, optimistas, opinan que los géneros siempre vuelven, que la radio es pendular. ¿Ha de volver la radionovela? ¿Acaso está muerta? En los anales del relato radiofónico están escritos en oro nombres como el de Orson Welles o Vargas Llosa. Y las páginas de esa historia no están, cerradas todavía. La saga de los Porretas, una divertida serie de la cadena SER, cumplió el martes pasado su capítulo 2.000, y en Radio Nacional se están recuperando firmas como la de Fernando Fernán Gómez, Jorge Martínez Reverte, Francisco Nieva o Manuel Gutiérrez Aragón.
"Claro que hice radionovela, como todos los actores en aquella época. Recuerdo que fui la superprotagonista de La mentira, un drama total en el que yo era una mujer malísima". Núria Espert hacía por aquellos años cincuenta sus primeros pinitos en el teatro y, al igual que Adolfo Marsillach, Fernando Rey o Jorge Grau, puso voz a personajes radiofónicos.Hay público para todo, y sobre todo había para aquellos grandes seriales lacrimógenos que se alargaban indefinidamente mientras la audiencia siguiera... llorando. El primer Premio Ondas fue para una serie radiofónica. La gente escribía a sus ídolos, se enamoraba de su voz y de ese físico imaginado. "Yo hice el papel de un joven militar, el Capitán Arapov, en una novela llamada Mientras la tierra exista. Recibía miles de cartas y la gente quería conocerme. Pero imagínate que mi problema fue, entonces, que yo ni siquiera tenía un uniforme de capitán con el que posar para las fotos". Aquel Capitán Arapov es Jorge Grau, que, como Núria, se inició en la radio.
¿Qué queda de todo aquello? Radio Madrid tenía en 1952 un cuadro de actores formado por unos 60 profesionales y emitía diariamente ocho radionovelas. En Barcelona, dos emisoras tenían cuadro de actores. El de Radio Barcelona lo dirigía Isidro Sola y el de Radio España, un nombre mítico del género, José Joaquín Marroquí. Hoy, Radio Madrid emite dos pequeñas series diarias y de aquel cuadro de actores quedan cinco o seis figuras. Radio Barcelona se limita a poner en antena lo que hacen en Madrid e Isidro Sola es hoy el jefe de publicidad de la emisora.
Teófilo Martínez es uno de los que opinan que los periodistas tienen la culpa de todo. Teófilo, que ronda los 60 años, es el protagonista de aquel -¿último?- coletazo de la radionovela lacrimógena e interminable. Fue el director y el protagonista de Simplemente María. Lloró toda España por aquella María que dejó su pueblo de Santander y se fue a servir a la capital. Una historia dramática cuyos primeros capítulos adaptó Guillermo Sautier Casaseca, antes de morir, en el más puro estilo del serial de toda la vida. De eso sólo hace ocho años.
Las reacciones también estuvieron en la línea. "Una viejecita de Elche", dice Teófilo Martínez, "le dio a María Salerno, la protagonista de la serie, una foto de su nieto minusválido para que la besara. Creía que el beso de María le iba, a curar. Y recuerdo también una de las cartas que recibirnos. Era un señor de Valencia que contaba que estaba enfermo, desahuciado, y que nos agradecía el serial porque durante una hora diaria se olvidaba de sus dolores". Simplemente María se alargó durante 501 capítulos de una hora diaria -tres años de emisión- Fue todo un negocio a la antigua usanza. Hubo fotonovela simultánea -con cupones para participar en el sorteo de un coche- y una película posterior. "La novela radiofónica", dice Teófilo, "ha sido importante para mucha gente, Es verdad que se buscaba la lágrima. Ahora se lía, más por el humor. Pero es lo mismo. Lo importante: es hacer vibrar a la gente, ya sea con risas o con lágnmas".
En clave de humor
Hoy la gente preflere el humor y siempre en pequeñas dosis. La práctica totalidad de lo que se está haciendo va por esos derroteros. Si alguna serie puede servir (le ejemplo de lo que hoy quiere el oyente es La saga de los Porretas, de la cadena SER. Diez minutos diarios de "divertimento, con diálogos vivol y divertidos", como lo describe su director, Fernando Dicenta, sin mayores pretensiones, pero que ha cumplido ya ocho años de imparable: éxito. Eduardo Vázquez, el autor, lleva 40 años escribiendo para la radio. Otra de sus series, en el rnismo estilo, fue Matilde, Perico y Periquín. Matile era Matilde Conesa, ahora Candelaria en los Porretas. Al niño Periquín le daba su voz Matilde Vilariño, que hoy es Pepita, la mujer de Juanito, nieto del gran abuelo Porretas. Perico era Pedro Pablo Ayuso, un fenómeno de la radionovela ya desaparecido."No es dificil hacer series de humor", dice Eduardo Vázquez, esto es sólo oficio. No hay trucos. Lo importante es escribir algo que te haga gracia a ti mismo y ponerle mucha imaginación". Tanta como para inventar más de 2.000 capítulos contando las pequeñas pero amenas anécdotas del viejo abuelo Porretas -Manuel Lorenzo-, que tuvo una amante con la que se casó, Rosario, la Bella Chulita -Maita Aguerri Puy-, de su hijo Avelino -Fernando Dicenta-, o de Don Hermógenes -Carlos Mendy-, que es el presidente del casino El Buen Jubilado.
Matilde Conesa, 36 años en el cuadro de actores de Radio Madrid y un cierto recelo a ser fotografiada, es ahora Candelaria, pero ha sido otros muchos personajes. Fue, por ejemplo, Nita Crusova, una joven rusa que terminaba cediendo a los amores de Pedro Pablo en Lo que nunca muere, serie de Casaseca y Alberca que pomocionó a España en 1952. "Se cerraban los comercios para oír la novela. Madrid quedaba paralizado", cuenta Matilde Conesa. "Aquella novela se adaptó al teatro y recorrimos toda España llenando siempre los aforos. Yo he visto como a Perico Ayuso, que en paz descanse, le arrancaban los botones de la chaqueta. La gente nos tenía adoración".
Nuevos relatos radiofónicos
El humor, en fin, es "la gran solución de hoy", como afirma rotundamente Antonio José Alés, autor de la otra serie, recién estrenada, de Radio Madrid, Cándido Disparate. Una radionovela presentada como "una locura jocosa que va invadiendo a los miembros de una familia, cuyas vidas se van enredando en medio de la ternura y el despropósito".Los dramas de Casaseca han sido sustituidos por las comedias de enredo y visos costumbristas. Así es también otro experimento de Radiocadena Madrid, que estrenó hace 10 días su Tribulete 107, las historias de una corrala de Madrid donde viven Doña Patro y Don Marcial, que tienen un hijo punki y una vecina cabaretera.
"La de cosas que podrían hacerse", pensaba Jorge Grau cuando de pequeño oía alguna radionovela. Hoy, cuando muchos son los que dicen que la novela radiofónica está muerta, otros tantos están soñando, sin embargo, con recuperarla. Radiocadena Española, por ejemplo, tiene muchos proyectos al respecto. "Hay que investigar sobre el relato radiofónico", dice Eduardo García Matilla, jefe de programas, "porque todos los géneros vuelven, lo que pasa es que hay que tratarlos de manera diferente. Queremos lanzar seriales pequeños, al estilo de los Porretas, pero también hacer relatos de. aventuras, de misterio, de ciencia ficción o de novela negra. En nuestros proyectos está la idea de reconstruir sueños o de crear historias de misterio, siempre por la noche, sobre lo cotidiano, a base de muchos efectos sonoros. Para el año que viene empezaremos a emitir Huéspedes La Confortable, un serial de Antonio Sauquillo".
Si hay una emisora que está apostando por el nuevo relato radiofónica es Radio Nacional de España. Con el último cambio de programación del 3 de octubre llegaron las novelas de Fernando Fernán Gómez y Jorge Martínez Reverte, hechas por encargo de RNE. La de Fernán Gómez, El viaje a ninguna parte, con el propio autor, Emma Cohen y Juanjo Menéndez como protagonistas, recrea la historia de este país durante los años cincuenta, sesenta y setenta. La de Martínez Reverte, Vuelta a nacer, es la historia de una mujer que, tras un accidente, padece de amnesia y empieza a vivir y a enterarse de su propia vida. El humor y comentarios de la actualidad sobre los viejos moldes de la radionovela.
"Queremos incorporar escritores de prestigio a la radio", dice Juan José Borrego, jefe de programas de RNE. "Ha habido un supervaloración del directo, pero creo que hay que aprovechar todas las armas de las que dispone la radio. A la serie de Fernán Gómez le seguirá, en enero, una de Francisco Nieva, Las brujas de Madrid, y después, para el segundo trimestre, una de Manuel Gutiérrez Aragón. Simultáneamente, estamos ahora emitiendo un programa semanal llamado Narraciones. Ahora están los cuentos de tradición oral de Lola Salvador. En cartera tenemos una serie de terror llamada Laura, de Juan José Plans, y para más adelante un relato de Lourdes Ortiz. Hace unos días he hablado con Blanca Andreu para proponerle también que escriba algo".
Los escritores. están encantados. Es un reto, una novedad y un trabajo por encargo que saben que van a cobrar. "No es difícil escribir para la radio", dice Jorge Martínez Reverte, "el único problema es que hay que tener en cuenta que no se ve a los personajes, así que hay que identificarlos constantemente".
Paco Nieva lo tiene clarísimo y está entusiasmado con el encargo. "Va a ser una novela romántica, como mandan los cánones, muy mezclada con el espiritismo y la parapsicología. Porque ahora ha vuelto lo de los echadores de cartas, quirománticos y videntes. Y quiero que cada capítulo termine en un suspense, como en los antiguos seriales. Nunca había hecho nada para la radio, y creo que voy a sorprenderme a mí mismo". A Gutiérrez Aragón no se le ha ocurrido nada todavía. "Me estoy dando cuenta", dice, "de que el cine ha terminado atrapándome; yo que siempre dije que estaba de paso".
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