_
_
_
_

'La fuerza de los sentimientos', de Kluge, eleva el tono del Festival de Sevilla

Densa, tensa e inteligente es la película de Alexander Kluge que ayer se exhibió en el Festival de Cine de Sevilla. La fuerza de los sentimientos es una gran ópera moderna montada con fragmentos de la historia, de la historia vivida y la historia filmada, de la historia inventada para que se filme y de la historia cantada en las óperas que cantan la historia humana. Es, por todo ello, un enorme collage -Kluge es un gran aficionado a utilizar y superponer retazos de lo que sea, como muestra su filmografía anterior-, una introspección y una exteriorización al mismo tiempo, realizada por uno de los directores más intelectuales de cine alemán.

ENVIADA ESPECIAL, El autor de Artistas bajo la lona del circo: perplejos no ha llegado al cine por el camino de la imagen, sino más bien por el del pensamiento. Y esta característica, que en otro realizador menos dotado podría resultar temible, es un verdadero alivio para el espectador, que tiene que deglutir día a día un lamentable y costoso cúmulo de trivialidades sintetizadas en celuloide.Wagneriana y y brechtiana, La fuerza de los sentimientos es una pelicula dura y reconfortante a la vez, porque muestra el desastre, pero también la forma en que se es capaz de reflexionar ante el desastre. Y su intención se resume en las palabras del veterano cantante de ópera que aparece al principio del filme: aun después de 84 representaciones, uno puede sonreír con esperanza en el primer acto, porque uno no puede saber todavía en el primer acto que todo acabará tan mal en el quinto.

Junto a la intensidad de la película de Kluge -rodada en el escenario impresionante de una ciudad alemana del Rhine-Main en reconstrucción, destaca desfavorablemente la artificiosidad del filme francés L'été meurtrier, de Jean Becker.

Trauma fetal

Está basado en una novela de Sébastien Japrisot, el conocido novelista de serie negra. No ha tenido suerte Japrisot con la adaptación cinematográfica de esta novela, y cabe suponer que en parte ha sido por su culpa, pues es autor del guión. Becker ha trabajado con morosidad, atrapado entre dos alternativas: el respeto total a Japrisot -lo que le hace prescindir casi de las elipsis y caer en el relato costrumbrista- y la necesidad de convertir la película en un festival personal de Isabelle Adjani.La Adjani, que en estos momentos es quizá la actriz más taquillera de Francia -y lo prueba el hecho de que L'été meurtrier está obteniendo un éxito extraordinario en París-, lleva prácticamente encima todo el peso de la acción, en un personaje de jovencita pueblerina trastornada por la violación de que fue objeto su madre y de la cual ella fue el fruto. De hecho, ésta puede ser la primera película con trauma retrospectivo de feto incipiente: el realizador no ha dudado en introducir flash-back de un acontecimiento en el que la protagonista sólo estuvo presente en train de fecundación.

Mucho público juvenil

Para mañana está prevista la proyección del filme checoslovaco La abeja milenaria, de Jurai Jakubisko, que se encuentra en Sevilla asistiendo al festival. La presencia de Jakubisko provoca alguna que otra situación kafkiana, ya que el hombre sólo habla eslovaco, y viene acompañado por una funcionaria que traduce al alemán cuanto él dice; posteriormente, otra traductora nos lo explica en español.De cualquier modo, sus respuestas son siempre muy cautas, limitadas a su película, sin entrar en honduras políticas, aunque de vez en cuando deja escapar comentarios negativos sobre su colega polaco Wadja, de quien dice que no puede representar con fidelidad la realidad polaca, dado que vive en el extranjero.

Por lo demás, el festival, pese a los retrasos en las proyecciones, a las interrupciones inesperadas y a un funcionamiento más bien aficionado, está consiguiendo que mucha gente, sobre todo jóvenes, asistan a las sesiones públicas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_