_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Gómez Martínez, en un programa, beethoveniano

Obertura coriolano op. 62, Triple concierto op. 56, y Sinfonía número 5, op. 67 (Beethoven).

Pedro Corostola (violonchelo), Pedro León (violín) y Joaquín Soriano (piano).

Orquesta Sinfónica de la RTVE. director: Miguel Ángel Gómez Martínez.

Teatro Real, 3 de noviembre de 1983.

Un concepto parece imponerse a la hora de definir la labor del maestro Gómez Martínez: el de seguridad. Seguridad en las dotes de mando para el empleo de su batuta; seguridad en la memoria -de nuevo hemos visto a los solistas del Concierto con la partitura delante y al director sin ella-; seguridad finalmente en sus propias posibilidades de intérprete.Hace falta buena dósis de esto último para montar un programa con obras de Beethoven, coronado por la Quinta Sinfonía, un programa que, aunque no puede ser considerado como exclusiva de nadie, parece propio de un viejo maestro, dispusto a dictar su lección magistral o a proponer una madura reflexión.

Obviamente, no puede ser ésta la postura de un director de treinta y pocos años, sino la de revalidar sus propias, y bien demostradas, condíciones de intérprete, tomando como base una obra que bien podría considerarse como la más difícil y delicada piedra del repertorio sinfónico. Con ella, Gómez Martínez ha vuelto a demostrar que sabe lo que quiere y cómo obtenerlo.

Otra cosa es, por supuesto, convencer en toda la línea. En este punto uno no puede dejar de omitir la incapacidad para vibrar al tempo que impone en ocasiones el director granadino. Se trata, efectivamente, de un tempo lento, que quizá una orquesta curtida en e largas tradiciones beethovenianas -como las vienesas, que tan bien conoce Gómez Martínez- sostendrían sin problemas, pero que, aquí y ahora, se traduce en cierto agarrotamiento y en falta de fluidez musical. Tal sensación es la que expe rimenté ante su Coriolano e igual mente en el Andante de la Quinta sinfonía, como si este se quedara en algo pesado y en cierta manera aplastante lo que en las intenciones del ejecutante pretendía ser grandioso, sin censeguirlo plenamente.

El resto de la Sinfonía estimo que fue lo mejor de esta sesión monográfica beethoveniana, culminada con prolongadas ovaciones, porque con el Triple concierto ocurrió lo que tantas veces ha ocurrido: su ejecución no es comprometida a primera vista y eso parece que exime de pulirla suficientemente en los ensayos, pero como es obra muy menor -máxime teniendo en cuenta su autoría- resulta que sólo luce en las versiones primorosas.

Pedro Corostola, Pedro León y Joaquín Soriano anduvieron a medio camino entre la mediocridad y las altas medidas de su valía, que hemos aplaudido en tantas otras ocasiones.

El público acudió en la cantidad y con la expectación lógica ante un programa como éste y, aunque el entusiasmo no se desbordara en ningún momento, se mostró claramente complacido, a juzgar por la generosidad de los aplausos, lo que siempre resulta grato de consignar y más cuando la sinceridad ha obligado a dejar necesaria constancia de algunas reservas críticas.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_